El poema también tiene su propia introducción, en verso. Es un llamado a alabar a Jehová por la participación de los israelitas en la batalla. Así introduce los primeros dos temas principales citados arriba. No había ningún sistema para obligar a los israelitas a participar.
La traducción haberse puesto al frente los caudillos se basa en el significado de vocablos semejantes en el árabe. Da un buen paralelismo con haberse ofrecido el pueblo. Una traducción más acorde con el uso de las palabras en otras partes del AT sería “haberse soltado la cabellera”, una alusión a un rito de dejar crecer el pelo como voto de guerra. La traducción en la nota también tiene sentido si se toma en el sentido de “haberse entregado sin reservas”.
!Bendecid a Jehová! se dirige a Israel, incitándolo a alabar a Dios por medio de este cántico. Luego llama a los reyes paganos que pudieran querer oprimir a Israel para que oigan el cántico. Algunos de ellos acababan de ser vencidos por Jehová, Dios de Israel.
Señales de dedicación
En el cántico de Débora vemos las siguientes señales de dedicación a la causa:
1. Se ofrecen voluntariamente.
2. Trabajan cuando están cansados.
3. Vencen la timidez.
4. Ceden sus deseos por algo utilitario.
5. Sacrifican su dinero, comodidad y libertad.
Venida del Dios de Sinaí
Esta estrofa presenta a Jehová llegando a la batalla como Dios de la guerra y de la tormenta. La naturaleza se estremece con pavor ante su avance desde el monte de Sinaí pasando por Edom. Seír es un nombre arcaico por Edom.
Las alusiones a la lluvia anticipan el medio que Dios usó para derrotar al enemigo. La palabra agua se deja hasta el final del v. 4 como clímax. La traducción temblaron se basa en la LXX. El Texto Masorético tiene “fluyeron”. Cuando el texto tenía solamente las consonantes, las dos palabras se escribían en forma idéntica. El Texto Masorético preserva un juego de palabras. En vez de temblaron, la palabra esperada, el poeta anticipa la tormenta al decir que los montes fluyeron agua.
Hoy los estudiosos concuerdan, en general, que en lugar de aquel Sinaí se debe traducir “aquel del Sinaí”. Es un título divino que evoca la teofanía en el monte Sinaí. El mismo Dios que infundió temor en aquella ocasión ahora ha acudido con todo su poder para pelear contra Sísara.
Las últimas palabras de la estrofa hacen eco de la conclusión de la introducción. El himno ensalza a Jehová, quien luchó por su pueblo, Israel.