Cambio de nombre
A través de la Biblia Dios ha cambiado el nombre de sus siervos dando atención al carácter del individuo. A Abram (padre excelso) le puso Abraham (padre excelso de una multitud); a Jacob (suplantador) le puso Israel (que prevalece con Dios); a Simón, o Simeón (oído) le puso Pedro (piedra, roca). Aquí Gedeón (cortador) pasa a ser Jerobaal (destructor de Baal.)
Es bueno comparar el carácter del individuo antes y después del cambio de nombre. ¿Qué nombre mereceríamos nosotros que describa cómo somos y cuál nos gustaría mejor? ¿Jacob (ventajoso), Hilario (risa), Sofía (sabiduría), Irene (paz), o quizá le quedaría bien reverente, obediente, diligente, etc.? ¿Qué nombre nos pondría Dios que sea conforme al cambio que ha hecho en nosotros?
Reunión de los ejércitos
Los nómadas invaden a Israel de nuevo. Para hacerles frente Gedeón convoca un ejército de las tribus del norte de Israel. La investidura por el Espíritu es un cumplimiento de la promesa de Jehová de estar con Gedeón.
Cuando Gedeón tocó la corneta, su clan respondió. Acudirían porque sabían que Jerobaal había triunfado en su confrontación con Baal. Luego la tribu de Gedeón siguió el ejemplo de Abiezer. Manasés sentiría agudamente la amenaza de los invasores, ya que el valle de Jezreel era su frontera norteña. Las otras tribus más preocupadas serían las del otro lado del valle; por eso Gedeón recluta de ellas también. En fin, todas las tribus del norte acudieron a la batalla con la excepción de Isacar.
Con su ejército ya reunido, a Gedeón le entra temor. Pide a Dios una señal, luego otra a la inversa. Su propósito no es averiguar la voluntad divina. Ésta la sabe; Jehová ha prometido librar a Israel por su mano. Su duda es si Dios cumplirá con lo dicho.
El rocío era un símbolo de prosperidad; y la prueba es una forma de constatar si Jehová, y no Baal, era quien lo podría dar o retener. Al repetir como has dicho, Gedeón expresa su desconfianza en las promesas divinas. Dios no estaba obligado a someterse a la prueba, especialmente porque ya había accedido a otra. No obstante, en la mañana Gedeón halló lo que había pedido.
Pero, la tierra tal vez podía estar seca por causas naturales, ya que el suelo duro de la era (lugar donde se trillaba el grano) se secaría más rápido que el vellón. Una prueba más contundente sería que sucediera lo contrario. Al pedir esto Gedeón reconoce su presunción. Ruega a Dios no enojarse con él, sino que permitiera probarlo solo una vez más (nótese la repetición de esta frase). Tan misericordioso a Gedeón y fiel a su pacto con Israel era Dios que efectuó esta señal también. Esta vez el texto aclara que Dios lo hizo así (comp. el ambiguo «aconteció así».
En Jueces, Dios normalmente es llamado por su nombre Jehová, raras veces se le llama Dios. Sin embargo, en 6:36–40 “Dios” se usa tres veces (“el Dios”), y el nombre “Jehová” no aparece. Gedeón pone en tela de duda la palabra del Dios todopoderoso, y éste, en vez de enojarse por la imprudencia, concede las dos señales.
Este pasaje no nos autoriza a pedir señales para averiguar la voluntad de Dios. En ninguna parte de la Biblia Dios promete dar señales milagrosas a sus hijos para guiarlos. Más bien espera que busquemos sabiduría en el estudio de su palabra y la oración. Cuando Dios envía señales es por su gracia y misericordia, y las da solamente cuando él quiere. En la historia de Gedeón las señales milagrosas responden a su falta de fe. Entre más fuerte la fe, menos necesidad tiene de semejantes señales.
Un contraste marcado
Hay un contraste marcado en las bendiciones que recibieron los israelitas en el pasado y el sufrimiento en el presente.
1. El pasado:
(1) Dios estaba con ellos.
(2) Experimentaron victoria sobre los enemigos.
(3) La prosperidad les dió seguridad.
2. El presente:
(1) Sintieron que Dios les había abandonado.
(2) Experimentaron derrota a mano de los enemigos.
(3) Vivieron adversidad en todo momento.