Jueces 4:1Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová.
Israel pecó «ante los ojos de Jehová». Nuestros pecados nos dañan tanto a nosotros como a otros, pero todo pecado va finalmente en contra de Dios porque hacemos caso omiso de sus mandamientos y su autoridad sobre nuestras vidas. Cuando David confesó su pecado oró: «Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos». El reconocer la seriedad del pecado puede ser el primer paso para quitarlo de nuestras vidas.
Jueces 4:2 Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Hazor; y el capitán de su ejército se llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset-goim.
Las tribus norteñas de Israel estaban ahora oprimidas por los cananeos bajo la dirección de Jabin , quien reinó en Hazor , una importante plaza fuerte cananea al norte de Galilea. En el relato, la atención se centra en el papel de Sísara , el comandante cananeo que habitaba en Haroset – goim , una localidad de Galilea situada en las márgenes del arroyo de Cisón.
Jueces 4:3 Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años.
Nada más se sabe acerca del rey Jabín. Años antes Josué había derrotado a un rey con ese nombre y quemado hasta la tierra la ciudad de Hazor. O la ciudad había sido reconstruida ya en esta época, o Jabín esperaba reconstruirla.
Esta es la única vez durante el período de los jueces cuando los enemigos de los israelitas salieron de su propia tierra. Los israelitas no habían expulsado a todos los cananeos y estos se habían reagrupado e intentaban recobrar el poder que habían perdido. Si los israelitas hubieran obedecido a Dios en primer lugar y hubieran expulsado a los cananeos de la tierra, este incidente no habría ocurrido.
Los carros eran los tanques del mundo antiguo. Hechos de hierro o madera, eran tirados por uno o dos caballos y eran las armas más temidas y poderosas de la época. Algunos de estos carros hasta contaban con cuchillas filosas que salían de las ruedas para mutilar a los soldados indefensos. El ejército cananeo contaba con novecientos carros de hierro. Israel no era tan poderoso como para derrotar un ejército tan invencible. Por lo tanto, Jabín y Sísara no tuvieron problema para oprimir al pueblo, hasta que una mujer fiel llamada Débora clamó a Dios.
Después de veinte años de circunstancias insoportables, los israelitas finalmente clamaron a Dios por ayuda. Pero Dios debería ser el primero que buscamos cuando nos enfrentamos a problemas o dilemas. Los israelitas decidieron hacer las cosas a su manera y se metieron en problemas. A menudo nosotros hacemos lo mismo. Tratar de controlar nuestras propias vidas sin la ayuda de Dios a menudo nos lleva a dificultades y confusión. Al revés, cuando estamos en contacto diario con Dios estamos menos propensos a crearnos situaciones dolorosas. Esta es una lección que los israelitas nunca aprendieron completamente. Cuando llegan los problemas, Dios quiere que recurramos a El en primer lugar, buscando su fortaleza y guía.
Jueces 4:4 Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot;
Débora, cuyo nombre significa «abeja», fue una profetiza y juez de Israel. Dios la guió toda su vida y depositó en ella cualidades de líder. Gobernaba quiere decir aquí desempeñar una función pública destacada, que incluía el dictaminar a petición de la gente. También desempeñó un indefinido papel en la guerra contra los cananeos.
La Biblia registra a varias mujeres que ejercieron posiciones de liderazgo nacional, y Débora fue una mujer excepcional. Obviamente ella era la persona mejor para el puesto, y Dios la escogió a ella para guiar a Israel. Dios puede elegir a cualquiera para guiar a su pueblo, joven o anciano, hombre o mujer. No permita que sus prejuicios sean un obstáculo para los que Dios haya elegido para guiarlo.
Jueces 4:5 y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet-el, en el monte de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a juicio.
Inspiración. Rasgos del líder. Los líderes consagrados dirigen por inspiración. Débora convenció a sus seguidores que fueran más allá de su propia visión. El líder que inspira a otros constituye modelo de integridad y valor. Les da a sus seguidores autonomía, y no sólo los trata como individuos, sino que alienta su iniciativa individual. No hay mejor forma de desarrollar liderato que el darle a una persona una labor y permitirle realizarla. Esto fue lo que hizo Débora con el joven Barac. Ella le designó la tarea de reclutar un ejército para derrotar a Sísara; no temió convertirse en un ejemplo de valor y heroísmo al ofrecerse como cebo para la emboscada.
La talentosa mujer llena del Espíritu Santo : Literalmente, Débora quiere decir «abeja». Ello nos recuerda la sabiduría de esta mujer, cómo compartió con sus amistades y cómo su influencia y autoridad fueron utilizadas para «molestar» a los enemigos de Israel. Se distinguió por su talentosa creatividad y su habilidad como líder. Débora cantó y compuso canciones y fue una mujer de Dios que, llena de amor patriótico, juzgó (gobernó) a Israel durante 40 años. Podría ser llamada la primera comandante militar y jueza de una corte suprema de justicia. La clave de la efectividad de Débora residió en su compromiso espiritual y su andar con Dios; lo demuestra el hecho que fue llamada profetisa. En Débora se ponen de manifiesto las posibilidades de cualquier mujer moderna que permita al Espíritu de Dios moldear y llenar su vida, a fin de desarrollar plenamente sus capacidades para transformar el mundo que le rodea.
Jueces 4:6 Y ella envió a llamar a Barac hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta a tu gente en el monte de Tabor, y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón;
Barac, cuyo nombre significa «relámpago», era el comandante del ejército israelita. El monte de Tabor : A causa de su altura y la posición estratégica en que estaba situado al noreste del valle de Jezreel, a 16 km del nacimiento del arroyo Cisón, era un lugar ideal para estacionar las tropas.
Jueces 4:7 y yo atraeré hacia ti al arroyo de Cisón a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército, y lo entregaré en tus manos?
El arroyo de Cisón corre por la llanura de Esdraelón y el valle de Jezreel. Frecuentemente inunda gran parte del valle en la estación lluviosa. Sísara escogió inteligentemente esta área porque allí podían moverse libremente los carros de combate. Sin embargo, el Señor mandó una tormenta y una inundación que barrieron las fuerzas de Sísara, las cuales sufrieron una derrota.
Jueces 4:8 Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré.
¿Era Barac un cobarde o necesitaba ayuda? No conocemos el carácter de Barac, pero en Débora vemos el carácter de una gran líder, la que se hizo cargo como Dios lo ordenó. Débora dijo a Barac que Dios estaría con él en la batalla, pero eso no fue suficiente para Barac. El quería que Débora fuera con él. El requerimiento de Barac muestra que su corazón confiaba más en la fuerza humana que en las promesas de Dios. Una persona con una fe real marcha a las órdenes de Dios, aun cuando tenga que hacerlo sola.
Aod
A primera vista, la carrera de juez de Aod en Israel puede no parecernos relevante. Es claro que vivió en otro tiempo. Tomó acciones radicales y violentas para liberar a su pueblo. El asesinato del rey Eglón cometido por él nos deja pasmados. Su guerra en Moab fue rápida y mortal. Nos es difícil identificarnos con él. Pero nuestro compromiso con la Palabra de Dios nos presenta el reto para que no ignoremos a este líder. Conforme leemos acerca de su vida, surgen algunas preguntas:
(1) ¿Cuándo fue la última vez que Dios me mostró que había algo malo en mi vida y tomé las medidas inmediatas, aunque dolorosas, para corregir el error?
(2) ¿Cuándo fue la última vez que le pedí a Dios que me mostrara cómo podía utilizar El algo único que hay en mí (como usó el hecho de que Aod fuera zurdo)?
(3) ¿Cuándo fue la última vez que hice un plan para obedecer a Dios en alguna parte específica de mi vida y luego lo llevé a cabo?
(4) ¿Cuándo fue la última vez que mi vida fue un ejemplo de obediencia a Dios para los demás?
Los enemigos a los que nos enfrentamos son tan reales como los de Aod, pero por lo general se encuentran dentro de nosotros. Las batallas que peleamos no son contra otras personas sino contra el poder del pecado. Necesitamos la ayuda de Dios para combatir el pecado. También necesitamos recordar que El ya ha ganado la batalla. El ha vencido al pecado en la cruz de su Hijo Jesús. Su ayuda es la causa de cada éxito y su perdón es suficiente para cada fracaso.
Aod fue Segundo juez de Israel; Un hombre de acciones directas, un líder de primera línea; Utilizó una debilidad evidente (ser zurdo) para realizar una gran obra para Dios; Dirigió la revuelta contra el dominio moabita y dio a Israel ochenta años de paz
De su vida su vida aprendemos que: Algunas condiciones demandan acciones radicales; Dios responde al clamor del arrepentimiento; Dios está listo para utilizar nuestras cualidades únicas para llevar a cabo su obra
Aod: Nació durante los últimos años de peregrinaje en el desierto o durante los primeros años de Israel en la tierra prometida; fue de ocupaciones: Mensajero, juez; hijo de Gera y contemporáneo de Eglón de Moab
Jueces 4:9 Ella dijo: Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara. Y levantándose Débora, fue con Barac a Cedes.
La preocupación de Barac de que Débora no lo acompañara a la batalla mostraba su falta de confianza en el Señor. Consecuentemente, el honor de la victoria sobre Sísara, de acuerdo con la profecía de Débora, recaería sobre una mujer. A pesar de ello, a Barac se le menciona como uno de los héroes de la fe
¿Cómo impuso Débora ese respeto? Ella tenía la responsabilidad de guiar al pueblo en la batalla, pero más que eso, influyó en el pueblo para que viviera para Dios después que terminó la batalla. Su personalidad unía al pueblo e imponía respeto hasta de Barac, un general de ejército. También era una profetisa, cuyo papel principal era animar al pueblo a obedecer a Dios. Aquellos que dirigen no deben olvidar la condición espiritual de aquellos a quienes dirigen. Un verdadero líder se preocupa por las personas, no sólo por el éxito.
Jueces 4:10 Y juntó Barac a Zabulón y a Neftalí en Cedes, y subió con diez mil hombres a su mando; y Débora subió con él.
Jueces 4:11 Y Heber ceneo, de los hijos de Hobab suegro de Moisés, se había apartado de los ceneos, y había plantado sus tiendas en el valle de Zaanaim, que está junto a Cedes.
Heber ceneo emigró hacia el norte con su esposa Jael del Neguev, la región meridional de Palestina, y se convirtió en un aliado del rey Jabin. Jael, por otro lado, no compartió la decisión de su esposo. Cuando mató a Sísara, Jael demostró su fidelidad a la alianza de los ceneos y los israelitas, que existía desde los tiempos de Moisés. A Hobab se le conoce comúnmente como Jetro
Heber era el esposo de Jael. Era ceneo, una tribu aliada de Israel por mucho tiempo. Pero por alguna razón, Heber decidió aliarse con Jabín, quizá porque el ejército de Jabín parecía llevar la ventaja. Es probable que haya sido Heber el que le dijo a Sísara que los israelitas estaban acampados cerca del monte Tabor; véase mapa). A pesar que Heber se unió a Jabín y a sus fuerzas, su esposa Jael no.
Jueces 4:12 Vinieron, pues, a Sísara las nuevas de que Barac hijo de Abinoam había subido al monte de Tabor.
Jueces 4:13 Y reunió Sísara todos sus carros, novecientos carros herrados, con todo el pueblo que con él estaba, desde Haroset-goim hasta el arroyo de Cisón.
Jueces 4:14 Entonces Débora dijo a Barac: Levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová delante de ti? Y Barac descendió del monte de Tabor, y diez mil hombres en pos de él.
Jueces 4:15 Y Jehová quebrantó a Sísara, a todos sus carros y a todo su ejército, a filo de espada delante de Barac; y Sísara descendió del carro, y huyó a pie.
Quebrantó : El Señor confundió y perturbó a Sísara y a su ejército estorbando la movilidad de los carros de guerra por medio del desbordamiento del río Cisón. Este mismo verbo se usa para referirse al ejército egipcio y a sus carros de guerra en el Mar Rojo
Jueces 4:16 Mas Barac siguió los carros y el ejército hasta Haroset-goim, y todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada, hasta no quedar ni uno.
Jueces 4:17 Y Sísara huyó a pie a la tienda de Jael mujer de Heber ceneo; porque había paz entre Jabín rey de Hazor y la casa de Heber ceneo.
Jueces 4:18 Y saliendo Jael a recibir a Sísara, le dijo: Ven, señor mío, ven a mí, no tengas temor. Y él vino a ella a la tienda, y ella le cubrió con una manta.
Jueces 4:19 Y él le dijo: Te ruego me des de beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir.
Jael invitó a Sísara a su tienda y lo ocultó debajo de una manta. Le ofreció leche , un signo de hospitalidad.
Jueces 4:20 Y él le dijo: Estate a la puerta de la tienda; y si alguien viniere, y te preguntare, diciendo: ¿Hay aquí alguno? tú responderás que no.
Jueces 4:21 Pero Jael mujer de Heber tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, se le acercó calladamente y le metió la estaca por las sienes, y la enclavó en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió.
Sísara no pudo estar más complacido cuando Jael le ofreció su tienda como escondite. Primero, porque Jael era la esposa de Heber, un hombre leal a las fuerzas de Sísara (véase la nota a 4.11), él pensó que ciertamente ella era confiable. Segundo, porque nunca se les permitía a los hombres entrar en la tienda de una mujer, nadie pensaría en buscar a Sísara ahí.
Aun cuando Heber era leal a las fuerzas de Sísara, Jael ciertamente no lo era. Debido a que las mujeres de esos días se encargaban de armar las tiendas, no le fue difícil clavar una estaca en la cabeza de Sísara mientras dormía. Así se cumplió la predicción de Débora de que el honor de vencer a Sísara sería de una mujer.
Jueces 4:22 Y siguiendo Barac a Sísara, Jael salió a recibirlo, y le dijo: Ven, y te mostraré al varón que tú buscas. Y él entró donde ella estaba, y he aquí Sísara yacía muerto con la estaca por la sien.
Jueces 4:23 Así abatió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, delante de los hijos de Israel.
Jueces 4:24 Y la mano de los hijos de Israel fue endureciéndose más y más contra Jabín rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.
Derrota del Rey Jabin:
Débora viajó de su hogar entre Ramá y Betel para marchar junto con Barac y el ejército israelita contra Hazor. Sísara, comandante del ejército de Hazor, reunió a sus hombres en Haroset Goim. A pesar de los novecientos carros de Sísara y de un ejército bien entrenado, Israel obtuvo la victoria.
Liberación a través de Débora, Barac y Jael
Apostasía, opresión y clamor
La nota sobre la muerte de Ehud hace eco, preparándonos así para una apostasía peor; la cual provoca el castigo divino.
Los cananeos estaban organizados en ciudades estados, cada una con su propio rey. Jabín era rey de la ciudad de Hazor y líder de una confederación de reyes del norte de Canaán. Tendría hegemonía sobre las otras ciudades de la confederación, ya que el jefe de su ejército moraba en una de ellas. Esta hegemonía le hacía rey de Canaán, el rey de Damasco se llama “rey de Siria” por la misma razón). Situada en el norte de Galilea, Hazor es la ciudad cananea más grande que haya sido excavada. Sus aliados incluirían algunas de las ciudades no conquistadas.
Algunos eruditos opinan que Jueces 4 confunde dos batallas. Según ellos Jabín no tenía nada que ver con la batalla de Jueces 4. Más bien esta batalla se libró contra Sísara, quien no era jefe del ejército de Jabín, sino rey de Harosetgoím. Jabín entró en el capítulo por confusión con la victoria de Josué sobre Jabín de Hazor. Sin embargo, Israel pudo haber derrotado al pueblo de Hazor en los tiempos de Josué y en los tiempos de Débora, y en ambas ocasiones el nombre del rey pudo haber sido Jabín. Si el éxodo sucedió en el siglo XV, la evidencia arqueológica indica que Hazor volvió al poder después de su destrucción, y luego fue destruido de nuevo en el período de los jueces. Los arqueólogos también han descubierto que más de un rey cananeo se llamaba Jabín. Un rey de Hazor del siglo XVII a. de J.C. llevaba ese nombre, así como un rey de Laquis en el siglo XIV.
La referencia a Sísara anticipa su papel relevante en la historia. Resulta ser el personaje enemigo céntrico. La batalla no se libra entre los dos gobernantes (Jabín y Débora), sino entre sus dos generales (Sísara y Barac). Los 900 carros de caballos implican que Harosetgoím estaba en el valle de Jezreel (comp. 1:19). El número de los carros indica el poderío de Jabín y Sísara. El gran rey Salomón tenía solo 1.400 carros en todo su territorio. Los carros eran construidos de madera con láminas de hierro.
Por fin los israelitas claman por socorro a Jehová. La frase con crueldad subraya el sufrimiento de Israel. Fue la segunda opresión más larga en Jueces.
Liberación
Preparativos
Ya estamos condicionados a esperar que después del clamor, Jehová levantará un libertador. ¡Cuál es, entonces, nuestra sorpresa al encontrar una mujer! El heb. subraya su sexo; profetisa es lit. “mujer profetisa” (frase que aparece solo aquí en el AT), y esposa es lit. “mujer”. ¿Será que Jehová, quien ya ha liberado a Israel por medio de un hermano menor, un zurdo y un extranjero, ahora va a usar a una mujer? Una traducción lit. del hebreo sugiere que el autor comparte nuestro asombro: “¡Y Débora, mujer profetisa, mujer de Lapidot, ella juzgaba a Israel en aquel tiempo!”.
El verbo traducido gobernaba aquí probablemente tiene su sentido más usual, “juzgaba”; comp. “Título y ubicación histórica” en la Introducción). Débora no habla a Barac con autoridad de gobernante, sino solamente con la de profetisa. Otoniel “juzgó a Israel” cuando les dirigió en un arrepentimiento nacional. Débora hará esto también, pero el tiempo del verbo indica que ella ejercía regularmente la función de juez. Como juez, decidiría los casos que los tribunales inferiores no podían resolver. Tal vez fue nombrada juez por ser profetisa. Otras profetisas fueron María, Hulda y Noadía, aparentemente una profetisa falsa.
Lapidot significa “antorcha” o “llama de fuego”. Se traduce “relámpago”. Ya que Barac también significa “relámpago”, algunos sugieren que Lapidot y Barac eran la misma persona, o sea, que Barac era el marido de Débora. Sin embargo, esta teoría carece de una base sustancial.
Débora emitía sus juicios en Benjamín, debajo de una palmera. Tal vez esta palmera se consideraba especial, ya que la palmera normalmente no crece en la región montañosa de Efraín (sobre esta región.
La última oración deja de hablar de lo que solía suceder en los días de Débora, para iniciar la cadena de eventos que conducen a la victoria sobre Jabín. Lit. dice: “y los hijos de Israel subieron (no “subían”) a ella para el juicio”. En esta ocasión acudieron a Débora para la misma clase de juicio con que Otoniel juzgó a Israel: una confesión de pecados y una proclamación de los mandamientos de Jehová. De nuevo, el arrepentimiento precedió a la liberación.
Como profetisa Débora ahora será usada por Jehová para levantar al libertador. Algunos opinan que Quedes de Neftalí es la Quedes unos 11 km. al nornoroeste de Hazor, pero es más probable que sea la misma. Estaría cerca del monte Tabor y la encina de Zaananim. Ha de ser identificada con Khirbet Qedish, al oeste del extremo sur del mar de Galilea y unos 20 km. al nordeste del monte Tabor. En cualquiera de los casos Barac procedía de la región más afectada por la opresión de Jabín.
De nuevo el clamor de Israel ha convertido a Jehová de opresor en libertador. Manda a Barac a la batalla, atrae a Sísara (4:7), sale delante de Barac, desbarata al ejército de Sísara, entrega a Sísara en manos de Barac y de Jael, y somete a Jabín.
Neftalí y Zabulón, juntamente con Isacar, serían las tribus más afectadas por la opresión. Isacar casi no aparece en todo el libro, tal vez porque no logró conquistar su territorio.
El monte Tabor estaba en la frontera de Neftalí, Zabulón e Isacar, en el borde norte del valle de Jezreel. Jehová promete entregar a Sísara en el arroyo de Quisón, en el fondo del valle. Ha planificado la batalla para el lugar donde Jabín está más fuerte; en la llanura del valle Sísara puede hacer pleno uso de sus carros de hierro. Así Jehová podrá quebrantar de forma decisiva la fuerza militar del opresor, y mostrar con toda claridad el poder divino. Sobre el papel del arroyo en el combate, ver la exposición.
Barac, poco “relámpago” aquí (ver exposición del v. 4), condiciona su obediencia. Débora accede, pero modifica la promesa dada al final del. Esto es una crítica implícita a Barac y a los varones de Israel en general. Debido a su desobediencia y falta de fe Dios tenía que levantar a mujeres para liberar a Israel. A estas alturas el lector sospecha que la mujer a quien Dios entregará a Sísara será Débora. Nuestra curiosidad queda picada para ver cómo Jehová entregará al general cruel en manos de una mujer.
Acompañado por Débora, Barac convoca a los 10.000, conforme al mandato de Jehová. La anuencia de los milicianos de seguir a Barac indica que era un líder militar de renombre, por lo menos en su propia tribu de Neftalí y en la tribu vecina. Subieron al monte Tabor, de donde podrían atacar la ruta comercial principal entre Egipto y Mesopotamia, pasando por el valle de Jezreel y Hazor.
Para quitar esta amenaza al dominio de Hazor, Sísara también convoca a su ejército, incluyendo todos sus temibles carros de hierro. De su ciudad, Harosetgoím, avanzan hasta el sitio escogido por Jehová. Así Jehová usó la convocación del ejército de Israel para cumplir su promesa de atraer a Sísara hacia Barac.
En medio del relato de la convocación de los dos ejércitos, el autor coloca una nota acerca de Heber el queneo. La encina de Zaananim estaba en la frontera sur de Neftalí, entre el monte Tabor y el río Jordán. De más importancia para la historia, estaba cerca de Quedes, el sitio del campamento de Zabulón y Neftalí.
Esta “interrupción” despierta nuestra curiosidad. ¿Qué tendrá que ver Heber con la batalla? La colocación de la nota entre las convocaciones de los dos ejércitos refleja la centralidad que las tiendas de Heber tendrán en la resolución del conflicto. Heber se encuentra en medio de los dos ejércitos no solamente en el texto, sino también en sus relaciones, ya que está vinculado con Israel por parentela y con Jabín por pacto. Jael, su mujer, tendrá que decidir si debe ser neutral, o solidarizarse con uno de los dos pueblos.
Los queneos eran descendientes de Hobab, el “suegro” de Moisés. Sin embargo, el suegro de Moisés se llamaba Reuel; aparentemente también se llamaba Jetro, y Hobab era hijo de Reuel. Esto indica que Hobab era cuñado de Moisés. Algunos estudiosos opinan que el vocablo traducido “suegro” tiene un significado más amplio, “familiar masculino de la esposa”. El vocablo semejante en árabe da pie para esta interpretación. En 19:4 la misma palabra se aclara con la frase “el padre de la joven”; si el vocablo siempre significara “suegro” esta aclaración no sería necesaria.
Dependiendo de las armas o de Jehová
En la Segunda Guerra Mundial se dio el caso de que los alemanes usaron gases venenosos contra los aliados sin que éstos se dieran cuenta. Una de esas bombas fue derrotada porque al momento de explotar sopló un fuerte viento contrario que devolvió los gases venenosos al campo enemigo. Esto demuestra que no importa cuán cruel o feroces sean los hombres, Dios tiene sus métodos para neutralizar lo que sea que estorbe su voluntad. Al rey Jabín se le quebraron sus carros invencibles de hierro. Lo cierto es que Dios siempre tiene la última palabra.
Mujeres útiles a Israel A pesar de desarrollarse en una cultura patriarcal, aquí aparecen dos mujeres valientes que ocupan un lugar especial en el salón de la fama de Israel: Débora y Jael. Débora se distinguió como una verdadera juez en Israel. Su sala de audiencias era debajo de una palmera. Cuando le tocó defender a Israel en el campo de batalla, no vaciló y puso en vergüenza a Barac. Jael, aunque no peleó, ganó para Israel una batalla decisiva matando al general Sísara.