Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó. Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: Campo de sangre. Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor. Mateo 27: 3-10
El acusador formal de Jesús quiso retirar los cargos, pero los líderes religiosos no quisieron detener el juicio. Cuando traicionó a Jesús, Judas quizá estaba tratando de forzarlo a encabezar una revuelta contra Roma. Esto, por supuesto no resultó. Cualquiera que haya sido la razón, Judas cambió de opinión, pero muy tarde. Los planes que ponemos en acción muchas veces no podemos detenerlos. Es mejor pensar primero en las consecuencias potenciales que después tener que lamentarse.
La tarea de los sacerdotes era enseñar acerca de Dios y servir de intercesores, ayudando con los sacrificios que se ofrecían para cubrir los pecados. Judas se enfrentó a los sacerdotes y exclamó que había pecado. En lugar de ayudarlo a que hallara perdón, los sacerdotes le dijeron: «Eso es problema tuyo». No sólo habían rechazado al Mesías, sino que también habían rechazado su función como sacerdotes.
En este pasaje dice que Judas «fue y se ahorcó». Hechos_1:18, sin embargo, dice que «cayendo de cabeza, se reventó por la mitad y todas sus entrañas se derramaron». La mejor explicación es que la rama del árbol de la que colgaba se rompió y como resultado cayó y se reventó.
A los principales sacerdotes no les daba nada el haber dado dinero a Judas para que traicionara a un inocente, pero cuando Judas devolvió el dinero no quisieron aceptarlo porque estaba prohibido recibir dinero de manos de un homicida. Su odio por Jesús les había hecho perder todo sentido de justicia.
¿Por qué se suicidó Judas? Podrían conversar sobre algunas hipótesis. La profecía sobre las 30 piezas de plata se encuentra en el libro del profeta Zacarías y no de Jeremías como escribió Mateo ¿qué reflexión merece este detalle?
Podemos señalar al menos tres motivos:
(i) Judas no creyó que su traición llevaría a la muerte a Jesús, porque Judas, viendo que era condenado devolvió arrepentido las treinta piezas de plata”.
(ii) Su arrepentimiento fue solo un cambio de idea, no de vida. El arrepentimiento que salva se llama «metanoia» es decir, «cambio de vida», pero aquí se empleó la palabra «metamelézeis» que significa «sentir pesar, remordimiento, cambiar de idea»
(iii) Creyó que no tenía futuro y que llevaría el estigma de traidor toda su vida.
Evidentemente Mateo se equivocó de nombre, tal como lo admite uno de los más grandes teólogos de la Reforma: Juan Calvino, diciendo «Yo confieso que no sé cómo se encuentra aquí el nombre de Jeremías, y no me preocupo mucho por ello. Ciertamente, la cosa por sí misma muestra que se ha equivocado poniendo el nombre de Jeremías por Zacarías; porque en Jeremías no se encuentra ese pasaje ni cosa que se le parezca.» El error de Mateo merece ser considerado, no solo para ser más tolerantes con los que se equivocan, sino también para evitar el fundamentalismo religioso que atribuye infalibilidad o inerrancia a los escritores de la Biblia.