Juan 8: Miseria y misericordia

(e) Algunos de los rabinos tenían una interpretación fantástica de Gen_24:1 . Se nos dice que « Abraham era bien avanzado en años» (R-V), y el original hebreo quiere decir al pie de la letra que « era venido en los días». Algunos rabinos interpretaban que, en una visión que Dios le concedió, Abraham había entrado en los días que estaban por venir, y había visto toda la historia del pueblo de Israel, incluyendo la venida del Mesías prometido.

En todo esto podemos ver claramente que los judíos creían que Abraham había visto, de alguna manera y durante su vida, la historia de Israel y la venida del Mesías. Así que, cuando Jesús dijo que Abraham había visto Su día, estaba presentándose claramente como el Mesías. Estaba diciendo realmente: «Yo soy el Mesías que Abraham contempló en una visión.»

Inmediatamente, Jesús sigue diciendo de Abraham: «Lo vio (Mi día) y se sintió feliz.» Algunos de los primeros cristianos le daban a estas palabras una interpretación algo fantástica. En 1Pe_3:18-22 y 4:6 se encuentra la base bíblica de la doctrina que figura en el Credo de los Apóstoles: «Descendió a los infiernos.» Hay que advertir que la palabra infiernos nos da una pista falsa; debería decir Hades. La idea no es que Jesús fuera al lugar de los condenados, como sugiere aquella palabra, sino al lugar donde estaban todos los muertos, buenos y malos, que era lo que creían los judíos a juzgar por algunos pasajes del Antiguo Testamento como Job 3: I1-19. Una obra apócrifa llamada El Evangelio de Nicodemo o Los Hechos de Pilato contiene un pasaje que dice lo siguiente: «Oh Señor Jesucristo, la resurrección y la vida del mundo, danos la gracia de poder hablar de Tu resurrección y de las obras maravillosas que Tú hiciste en el Hades. Nosotros, entonces, estábamos en el Hades con todos los que habían caído en el sueño de la muerte desde el principio del mundo; y a medianoche surgió en aquellos lugares tenebrosos como si fuera la luz del Sol, y brilló, y todos fuimos iluminados y nos vimos unos a otros. E inmediatamente nuestro padre Abraham, con todos los patriarcas y profetas, se llenaron de gozo y se dijeron: «Esta luz viene del gran relámpago.» Los muertos vieron a Jesús, y se les dio la oportunidad de creer y arrepentirse; y Abraham se regocijó de todo aquello.»

A nosotros nos parecen muy extrañas estas ideas, pero eran normales para los judíos que creían que Abraham había visto anticipadamente el día en que había de venir el Mesías.

Los judíos, aunque debieran haber mantenido el debate a un nivel más alto, tomaron las palabras de Jesús literalmente. Ya hemos visto que esta es la manera en que Juan nos presenta las conversaciones de Jesús hasta llegar a la verdad final. «¿Cómo es que Tú -Le preguntaron a Jesús- puedes haber visto a Abraham si no tienes ni cincuenta años?» ¿Por qué cincuenta? Esa era la edad a la que se retiraban los levitas de su servicio (Num_4:3 ). Los judíos estaban diciéndole a Jesús: «Tú eres un hombre joven, todavía en la plenitud de la vida, ni siquiera de edad como para retirarte del servicio activo. ¿Cómo puedes Tú haber visto a Abraham? ¡Estás hablando como un loco!» Ya se comprende que Le estaban haciendo burla; porque habría sido igualmente absurdo el suponer que hubiera conocido a Abraham aunque hubiera tenido la edad de Matusalén.

Y fue entonces cuando Jesús hizo la afirmación más alucinante: «Yo soy de antes que Abraham.» Lo que Jesús quería decir es,que Él es de antes del tiempo. No hubo un momento en que El empezara a existir; y nunca llegará un momento en que deje de existir.

¿Qué quería decir? Está claro que no era que Él, la persona humana de Jesús, había existido siempre. Sabemos que Jesús nació en Belén. Aquí se refiere a otra cosa. Tomémoslo de otra manera. No hay más que Uno en todo el universo que sea eterno, y ese Uno es Dios. Lo que Jesús está diciendo aquí es nada menos que que Su vida es la vida de Dios; está diciendo, como lo expresó más sencillamente el autor de la Carta a los Hebreos, que Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos. En Jesús vemos, no simplemente a un hombre que nació, vivió y murió; vemos al eterno Dios, el Dios de Abraham y de Isaac y de Jacob, Que era ya antes que empezara el tiempo y Que será cuando el tiempo ya no sea más: Que siempre es. En Jesucristo se ha presentado a la humanidad el Dios eterno.

o se encuentra el orbe completo de la verdad, porque sólo en Él vemos a Dios como es en realidad.

(ii) Se atribuye una obediencia única a Dios. Mirar a Jesús es poder decir: «Así es como Dios quiere que yo viva.» Contemplar Su vida es decir: «Esto es servir a Dios.»

Sólo en Jesús vemos lo que Dios quiere que sepamos, y lo que Dios quiere que seamos.

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