Jesús inicia su “defensa” con la fuerte afirmación de cierto, de cierto, que traduce el gr. amén, amén (ver vv. 24, 25; Exo_1:51), una expresión que llama la atención a algo de suma importancia que estaba por pronunciar. Nótese el empleo absoluto del título Hijo. Jesús era el Hijo del Padre en una relación sin igual; esta relación personal, íntima y única se expresa repetidas veces a través de esta sección. Jesús emplea cuatro veces en esta sección la conjunción causal “porque” (gar G1063; ver vv. 19, 20, 21, 22) para explicar la dependencia del Hijo ante el Padre. El propósito de Jesús es convencer a los judíos, si estuviesen dispuestos a oírlo, de que sus obras estaban en perfecto acuerdo con las de Dios y de su voluntad eterna. Como Dodd observa, “aquí tenemos una parábola genuina. Es la descripción perfecta y realista de un hijo, como aprendiz de su padre, aprendiendo el oficio”. No actúa independientemente, ni por iniciativa propia. Se limita a observar la operación del Padre y repite tal cual lo que el Padre hace. Esta relación íntima con el Padre y su subordinación a la voluntad de él, establece la autoridad de Jesús para sus enseñanzas y obras.
El sábado : Día familiar y de gozo El sábado era una fiesta familiar y de actividades gozosas. Antes de la hora que empezaba el sábado encendían las velas de la mesa, puesto que prender fuego era prohibido en el sábado. La celebración empezaba con la bendición (kiddush). Había cultos en la sinagoga el viernes en la noche donde leían los Salmos, y otra vez el sábado por la mañana, donde leían de la Torá. El resto del día era para el descanso, la relajación y el placer.
Servían tres comidas que se habían preparado el día anterior y muchas veces tenían visitas para compartir con ellos el gozo del sábado. Al finalizar el día, había una bendición especial.
Hay dos enseñanzas rabínicas que demuestran la importancia que los rabinos dieron a la observación correcta del sábado:
1. Enseñaban que la persona que observara correctamente el sábado, aunque fuera idólatra, tendría sus pecados perdonados.
2. Enseñaban que “si Israel guardaba un sábado como debía de ser guardado, vendría el Mesías. El sábado es igual a todos los otros preceptos de la Torá”.
Jesús agrega dos elementos más en su defensa (v. 20) : el amor del Padre y la revelación de todas las cosas. Hay dos términos griegos (agapao G25 y fileo G5368), empleados en el NT y que comunican el concepto del amor. El término ama (fileo, 13 veces en este Evangelio) empleado aquí es el tema de comentarios abundantes, sobre todo cuando se compara con el otro término para amor (agapao, usado por Juan 36 veces en el Evangelio, más que el doble de otro libro en el NT, excepto 31 veces en sus Epístolas). Algunos niegan que haya gran diferencia entre los dos términos, pero generalmente agapao se refiere al amor profundo, espiritual, abnegado, dispuesto a sacrificios sin límite y sin apoyarse en los méritos de su objeto. En cambio, generalmente fileo se refiere al afecto natural, sentimental y espontáneo en que las emociones juegan un rol más evidente que el intelecto o la voluntad. Este término cabe mejor en las relaciones filiales, como en este versículo. La razón por la revelación al Hijo de todas cosas que él mismo hace es que el Padre ama al Hijo con el amor que no retiene nada para sí mismo.
Jesús anticipaba realizar mayores obras que las que ya había hecho precisamente porque el Padre, por su amor al Hijo, le mostraría la gama total de sus propias obras. El resultado de mayores obras es que ellos quedarían asombrados. Vosotros es enfático y se refiere a los que cuestionaban la autoridad de Jesús. él no tenía el propósito de asombrarlos por el hecho en sí, sino para llevarlos a creer en él; sin embargo, a veces sus obras asombrosas fueron el medio para despertar la fe (ver 14:11). En el resto del Evangelio Juan describe las mayores obras, a partir de los versículos siguientes donde se menciona el resucitar muertos y juzgar a los incrédulos.
Los judíos no tendrían problema con la primera parte de la afirmación del v. 21, porque así se enseñaba en el AT (ver Deu_32:39; 1Sa_2:6; 2Ki_5:7). Esta obra del Padre incluye la resurrección de alma y cuerpo y el tiempo presente de ambos verbos indica tanto el poder para hacerlo como también la continuación de tal operación. Resucita y da vida son dos aspectos de la misma operación, la primera se refiere al cuerpo y la segunda al espíritu o al ánimo de vida. Así también el Hijo da vida a los que quiere. La segunda parte de la afirmación es lo que enfurecía a los judíos, porque entendían que sólo Dios puede realizar esta clase de obra. Da vida en este contexto seguramente se refiere a la vivificación espiritual. Es obvio que da vida a los que quiere sería casi ininteligible si se refiriera a la resurrección de la tumba. El Hijo ciertamente quiere dar vida espiritual a todos los que creen en él; por otro lado, su voluntad es negársela a los que rechazan su oferta y se niegan a creer en el como el Hijo de Dios y Salvador del mundo.
El argumento prosigue a la consideración del juicio, un oficio más elevado aún que el dar vida; los judíos consideraban que estaba reservado sólo al Padre. Esta es una idea nueva y radical, por cierto chocante para los judíos, más aún que la idea de que el Hijo da vida a los que él quiere. La primera negativa no lleva la idea de “ni aun” y la segunda, a nadie, intensifica el concepto, dejando el sentido de “no en absoluto”. La conjunción causal porque introduce la declaración como razón de la del versículo anterior. El Hijo tiene ambas autoridades, la de dar vida y la de juzgar, los dos oficios estando íntimamente relacionados. él no quiere y no propone dar vida a los que se niegan a creer en él y tales personas, por este hecho, ya son juzgadas y condenadas. En efecto, ellos ya están muertos espiritualmente y él no les dará vida. El Padre ha entregado toda la prerrogativa del juicio en manos de su Hijo (ver Act_17:31), otra indicación de su deidad e igualdad con el Padre.