Aquí tenemos una verdad grande y aterradora. Lo que había sido el mayor privilegio de los judíos se convirtió en su mayor condenación. No se puede condenar a una persona que no haya tenido oportunidad; pero a los judíos se les había concedido un conocimiento superior, que -ellos habían descuidado, y que se había convertido en su condenación. La responsabilidad es siempre la otra cara del privilegio.
Había tres fiestas que requerían la presencia de los judíos varones en Jerusalén. Estas eran (1) la Fiesta de la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura, (2) la Fiesta de las Semanas (llamada también Pentecostés), y (3) la Fiesta de los Tabernáculos.
Después de treinta y ocho años, ya este hombre se había resignado. Nadie podía ayudarle. Había perdido la esperanza de sanarse y no podía hacer nada solo. Su caso parecía ser definitivo. No importa cuán atrapado se sienta en sus achaques, Dios puede ayudarle en sus necesidades más profundas. No permita que un problema o una causa molesta motive la pérdida de su esperanza. Dios puede hacer una obra especial en su favor a pesar de su condición o aun debido a ella. Muchos han tenido un ministerio eficaz entre las personas que sufren porque lograron triunfar sobre sus propios sufrimientos.
Según los fariseos, llevar una cama en el día de reposo era trabajo, y por lo tanto era ilegal. No quebrantaba una Ley del Antiguo Testamento, sino la interpretación que los fariseos daban al mandamiento de Dios: «Acuérdate del día de reposo para santificarlo» (Exo_20:8). Esta era una de las muchas leyes que agregaron a la Ley del Antiguo Testamento.
JESUS REGRESA A GALILEA
Jesús permaneció dos días en Sicar, luego fue a Galilea. Visitó Nazaret y varios pueblos antes de llegar a Caná. Desde allí pronunció la palabra de sanidad y el hijo de un oficial sanó en Capernaum. El Evangelio de Mateo nos dice que Jesús después se estableció en Capernaum(Mat_4:12-13).
Un hombre que hacía treinta y ocho años no caminaba sanó, pero a los fariseos les interesaban más sus leyes mezquinas que la vida y la salud de un ser humano. Es fácil obsesionarse uno con las estructuras que fabrica el hombre y olvidarnos de la gente afectada. ¿Se rige por normas hechas por Dios o por el hombre? ¿Son de ayuda a la gente o son de tropiezo?
Este hombre había sido lisiado o paralítico, pero ya podía caminar. Era un milagro sorprendente. Sin embargo, todavía necesitaba un milagro mayor: el perdón de sus pecados. Se encontraba muy feliz por la salud recobrada, pero tenía que apartarse de sus pecados y buscar el perdón de Dios para lograr la salud espiritual. El don más grande que uno puede recibir de Dios es el perdón.
Los líderes judíos presenciaron a la vez un poderoso milagro y una regla quebrantada. Desecharon el milagro para enfocar la atención en la regla quebrantada, porque para ellos era más importante la regla que el milagro. Dios está dispuesto a obrar en nuestras vidas, pero es posible que cerremos el paso a sus milagros por limitar nuestras ideas con respecto a su forma de obrar.
Si Dios detuviese todo tipo de trabajo en el día de reposo, la naturaleza caería en el caos y el pecado se apoderaría del mundo. Gen_2:2 dice que Dios descansó el séptimo día, pero esto no puede querer decir que dejó de hacer el bien. Jesús quería enseñar que cuando se presenta la oportunidad de hacer el bien, no debe pasarse por alto, ni siquiera en el día de reposo.
Jesús se identificaba con Dios, su Padre. No cabe duda de que afirmaba ser Dios. Jesús no da lugar a la alternativa de creer en Dios mientras se hace caso omiso del Hijo de Dios (5.23). Los fariseos también llamaban Padre a Dios, pero se dieron cuenta de que Jesús declaraba tener con El una relación singular. Como respuesta a la declaración de Jesús, a los fariseos les quedaban dos alternativas: creerle o acusarlo de blasfemia. Escogieron la segunda.
Como resultado de su unidad con Dios, Jesús vivía como Dios deseaba que viviese. Debido a nuestra identificación con Jesús, debemos honrarlo y vivir como El desea que vivamos. Las preguntas «¿Qué haría Jesús?» y «¿Qué desearía Jesús que hiciese?» tal vez nos ayuden a tomar decisiones correctas.
«vida eterna» (vivir para siempre con Dios) comienza cuando uno acepta a Jesucristo como Salvador. En ese momento, se inicia la nueva vida dentro de uno (2Co_5:17). Constituye una obra total. Todavía uno ha de enfrentarse a la muerte física, pero cuando Cristo vuelva, nuestro cuerpo resucitará para vivir por siempre (1 Corintios 15).