18.32 Esta predicción aparece en Mat_20:19. La crucifixión era un método común de ejecución para criminales que no eran ciudadanos de Roma.
18.34 Si Pilato formulaba esta pregunta en su papel de gobernador romano, su intención sería la de averiguar si Jesús estaba estableciendo un gobierno rebelde. Pero los judíos usaban la palabra rey para ponerlo como un gobernante religioso, el Mesías. Israel era una nación cautiva, bajo el poderío militar del Imperio Romano. Un rey rival podría haber sido una amenaza para Roma; un Mesías podría haber sido un líder puramente religioso.
JUICIO Y CRUCIFIXION DE JESUS
Jesús fue llevado del juicio ante el Sanedrín judío al juicio ante el procurador romano Pilato, en la Torre Antonia. Pilato lo envió a Herodes (Luk_23:5-12), pero este no demoró en mandarlo a Pilato. Respondiendo a las amenazas de la turba, Pilato por último accedió a que Jesús fuera crucificado.
18.36, 37 Pilato formuló a Jesús una pregunta directa y este respondió con claridad. Jesús es un Rey, pero un rey cuyo Reino no es de este mundo. Al parecer, en la mente de Pilato no había duda de que Jesús decía la verdad y era inocente de cualquier delito. También parece evidente que a pesar de reconocer la verdad, Pilato decidió rechazarla. Es una tragedia que no reconozcamos la verdad. Es una tragedia mayor reconocer la verdad y no prestarle atención.
18.38 Pilato era un cínico; pensaba que toda verdad era relativa. Para muchos oficiales del gobierno, la verdad era cualquier cosa con la que estuviese de acuerdo la mayoría o lo que fuera que ayudase a promover su propio poder personal y sus metas políticas. Donde no hay una base de verdad, no hay base para lo que es moralmente bueno y malo. La justicia pasa a ser cualquier cosa que dé resultado o lo que sea que ayude a los que ejercen el poder. En Jesús y en su Palabra encontramos una norma para lo que es verdad y para nuestra conducta moral.
18.40 Barrabás era un rebelde contra Roma y, a pesar de haber cometido homicidio, quizás era un héroe entre los judíos. Los judíos detestaban que Roma los gobernase y tener que pagar impuestos al despreciado gobierno. A Barrabás, que dirigió una rebelión fallida, lo liberaron en lugar de Jesús, el Unico que en verdad podía ayudar a Israel. Si desea más información sobre Barrabás, véase la nota a Luk_23:18-19.
LOS SEIS ESCENARIOS DEL JUICIO DE JESUS
A pesar de que el juicio de Jesús duró menos de dieciocho horas, lo presentaron ante seis auditorios diferentes.
ANTE AUTORIDADES JUDIAS
Audiencia preliminar ante Anás (Joh_18:12-24)
Debido a que el oficio de sumo sacerdote era vitalicio, Anás aún era el sumo sacerdote «oficial» ante los judíos, aunque los romanos eligieron a otro. Anás todavía tenía una gran influencia ante los miembros del Sanedrín.
Audiencia ante Caifás (Mat_26:57-68)
Juan 18:12-27
Con estos versículos empieza la relación que San Juan hace de la pasión y crucifixión. De la intercesión hecha por nuestro Señor vamos pues, a pesar al de su sacrificio. Como los demás evangelistas, San Juan narra detalladamente esa triste historia, y, según notaremos después, menciona además varias circunstancias que, por sabias razones sin duda, fueron omitidas por Mateo, Marcos y Lucas.
Es de observarse en estos versículos hasta que extremo puede llegar la dureza de corazón de un apóstata. Judas sirvió de guía a los que aprendieron a Jesús, valiéndose del conocimiento que tenia del paraje a donde nuestro Señor solía retirarse; y se nos dice que cuando la cuadrilla de soldados y oficiales se acercó a Jesús para aprisionarlo él estaba en sus filas. Y sin embargo Judas, por el espacio de tres años había acompañado constantemente a Jesús, había visto sus milagros, había oído sus sermones, había gozado del beneficio de su instrucción privada, se había declarado como creyente suyo y aun predicado y trabajado en su nombre. Razón habría para preguntar: Señor, ¿qué especie de criatura es el hombre? Desde el goce de los más altos privilegios hasta los más profundos abismos del pecado hay una escala no interrumpida. El mal uso de esos privilegios parece embotar la conciencia. El mismo fuego que derrite la cera endurece el barro.