Juan 15: Yo soy la auténtica Vid, y Mi Padre es el Viñador

Juan 15:1-27

15.1 La vid es una planta prolífica; una sola vid produce muchas uvas. En el Antiguo Testamento, las uvas simbolizaban la capacidad de Israel de llevar fruto haciendo la obra de Dios en la tierra (Psa_80:8; Isa_5:1-7; Eze_19:10-14). En la comida de Pascua, el fruto de la vid simbolizaba la bondad de Dios para con su pueblo.

15.1ss Cristo es la vid y Dios es el labrador que cuida de los pámpanos para lograr que produzcan fruto. Los pámpanos son todos los que se declaran seguidores de Cristo. Los pámpanos fructíferos son los verdaderos creyentes que mediante su unión viva con Cristo llevan mucho fruto. Pero a los que se tornan improductivos, a los que se arrepienten de seguir a Cristo después de comprometerse superficialmente, se les separará de la vid. Ser improductivos es como estar muertos, por lo cual los cortarán y los echarán fuera.

15.2, 3 Jesús establece una diferencia entre dos tipos de poda: (1) quitar, y (2) limpiar las ramas. Las ramas que llevan fruto se limpian a fin de promover el crecimiento. En otras palabras, a veces Dios debe disciplinarnos para fortalecer nuestro carácter y nuestra fe. Pero las ramas que no llevan fruto se quitan del tronco porque no solo son inútiles, sino que a menudo afectan el resto del árbol. Las personas que no llevan fruto para Dios o que intentan bloquear los esfuerzos de los que lo siguen, serán cortados de su poder vitalizador.

15.5 El fruto no se limita a ganar almas. En este capítulo, la oración respondida, el gozo y el amor se mencionan como fruto (15.7, 11, 12). Gal_5:22-24 y 2Pe_1:5-8 describen frutos adicionales: cualidades del carácter cristiano.

15.5, 6 Permanecer en Cristo significa: (1) creer que El es el Hijo de Dios (1Jo_4:15), (2) recibirlo como Señor y Salvador (Joh_1:12), (3) hacer lo que Dios dice (1Jo_3:24), (4) seguir creyendo en el evangelio (1Jo_2:24), y (5) relacionarse en amor con la comunidad de creyentes (Joh_15:12).

15.5-8 Muchos tratan de ser personas buenas y sinceras que hacen lo que es debido. Pero Jesús dice que la única manera de llevar una vida buena de veras es permanecer cerca de El, como un pámpano unido a la vid. Separados de Cristo, nuestros esfuerzos no llevan fruto. ¿Recibe usted el alimento y la vida que ofrece Cristo, la vid? Si no los recibe, se está perdiendo algo extraordinario que da el Señor.

15.8 Cuando una vid lleva «mucho fruto», Dios se glorifica, pues cada día envía el sol y la lluvia para hacer crecer los cultivos, y alimenta cada plantita y la prepara para que florezca. ¡Qué momento de gloria para el Señor de la cosecha cuando esta se lleva a los almacenes, madura y lista para su uso! ¡El es quien hizo que sucediese! Esta analogía de la agricultura muestra cómo Dios se glorifica cuando la gente establece una buena relación con El y comienza a «llevar mucho fruto» en sus vidas.

15.11 Cuando todo va bien, nos sentimos jubilosos. Cuando se presentan las dificultades, nos hundimos en depresión. Pero el verdadero gozo trasciende las olas agitadas de las circunstancias. El gozo viene de una firme relación con Jesucristo. Cuando nuestras vidas están entrelazadas con la de Cristo, El nos ayuda a atravesar la adversidad sin hundirnos en depresiones debilitantes y administrar la prosperidad sin trasladarnos a alturas engañosas. El gozo de vivir con Jesucristo cada día nos mantendrá equilibrados a pesar de los altibajos de nuestras circunstancias.

15.12, 13 Debemos amarnos unos a otros como nos amó Jesús, y El nos amó tanto que dio su vida por nosotros. Tal vez no sea necesario que demos nuestra vida por otro, pero existen otras formas de practicar el amor sacrificial: escuchar, ayudar, alentar, dar. Piense en alguien en particular que necesite hoy esta clase de amor. Déle todo el amor que pueda y luego trate de dar un poco más.

15.15 Como Jesucristo es Señor y Amo, debiera llamarnos siervos; pero nos llama amigos. Cuánto consuelo y seguridad nos da que el Señor nos haya escogido como amigos de Cristo. Como El es Señor y Amo, le debemos nuestra obediencia plena. Pero por sobre todo, Jesús nos pide que le obedezcamos por amor.

15.16 Jesús tomó la primera decisión: amar y morir por nosotros, invitarnos a vivir con El para siempre. Nos toca a nosotros la siguiente decisión: aceptar o rechazar su oferta. Sin la decisión de El, no nos quedaría alternativa.

15.17 Los cristianos recibirán bastante odio del mundo; entre nosotros lo que debemos darnos es amor y apoyo. ¿Permite usted que un problema pequeño le impida amar a otro creyente? Jesús le ordena amarlo y le dará la fortaleza necesaria para hacerlo.

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