Juan 15: Yo soy la auténtica Vid, y Mi Padre es el Viñador

Es digno de observarse, finalmente, en que términos habla i nuestro Señor de las funciones especiales de los apóstoles. He aquí cómo se expresa: «Vosotros también daréis testimonio..

Estas palabras quieren decir mucho y son muy instructivas.

Por ellas los once supieron qué era lo que debían esperar durante su vida. Tendrían que dar testimonio de hechos que muchos rehusarían creer y de verdades que repugnarían a los hombres no convertidos. Muchas veces se verían solos, como pequeño rebaño, en medio de una gran multitud. Ni deberían extrañar cuando se vieran perseguidos, aborrecidos y atacados, o cuando se dudase de la verdad de sus enseñanzas. Su deber seria dar testimonio, ya les creyesen los hombres o no. Haciéndolo así sus nombres serian registrados en lo alto, en el libro de los recuerdos de Dios; y el Juez universal les daría una corona inmarcesible de gloria.

Antes de terminar este pasaje será bueno observar que todo cristiano tiene, en cierto sentido, que cumplir el mismo deber que Jesús encomendó a los apóstoles. Todos tenemos obligación moral de dar testimonio acerca del Redentor. Jamás debemos avergonzarnos de defender su causa y de declarar nuestra fe en las verdades del Evangelio. En donde quiera que estemos, ya sea en la ciudad o en el campo, en público o en privado, en nuestra patria o en el extranjero– en todas partes y en toda oportunidad debemos dar a conocer quién es nuestro Maestro, y cuál es nuestro credo.

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