La política acostumbrada de Caifás era desaparecer cualquier amenaza a su poder usando el medio que fuese necesario. Para Caifás, el asunto en cuestión no era si Jesús iba a morir, sino cuándo iba a morir. No solo era necesario capturar y juzgar a Jesús, sino que el concilio judío debía recibir la aprobación romana para ejecutar la sentencia de muerte. Los planes de Caifás recibieron una ayuda inesperada a través de la oferta de Judas de traicionar a Cristo.
Caifás no se dio cuenta de que sus maquinaciones eran en realidad parte de un maravilloso plan que Dios estaba realizando. El que Caifás estuviese dispuesto a sacrificar a otro hombre a fin de preservar su propia seguridad fue un hecho claramente egoísta. En contraposición, el que Jesús estuviese dispuesto a morir por nosotros fue un claro ejemplo de amoroso sacrificio propio. Caifás pensó que había ganado la batalla al quedar Jesús colgado de la cruz, ¡pero no tuvo en cuenta la resurrección!
La mente de Caifás estaba cerrada. No pudo aceptar la resurrección a pesar de que la evidencia era abrumadora e intentó silenciar a quienes el Cristo resucitado cambió sus vidas para siempre (Mat_28:12-13). Caifás representa a las personas que no pueden creer porque piensan que les costará demasiado aceptar a Jesús como Señor. Optan por lo fugaz del poder, el prestigio y los placeres de esta vida en lugar de la vida eterna que ofrece Dios a los que aceptan a su Hijo. ¿Qué decidirá usted?
Puntos fuertes y logros :
— Sumo sacerdote durante dieciocho años
Debilidades y errores :
— Uno de los más directamente responsables de la muerte de Jesús
— Usó su cargo como medio para lograr poder y seguridad personal
— Urdió la captura de Jesús, llevó a cabo su juicio ilegal, presionó a Pilato para que aprobase la crucifixión, trató de impedir la resurrección y más tarde intentó cubrir la realidad de esta
— Mantuvo una apariencia religiosa mientras hacía arreglos con Roma
— Participó más adelante en la persecución de los cristianos
Lecciones de su vida :
— Dios usa incluso los motivos y acciones torcidos de sus enemigos para cumplir su voluntad
— Cuando encubrimos nuestros motivos egoístas con objetivos y palabras espirituales, Dios igualmente ve nuestras intenciones
Datos generales :
— Dónde: Jerusalén
— Ocupación: Sumo sacerdote
— Familiar: Suegro: Anás
— Contemporáneos: Jesús, Pilato, Herodes Antipas
Versículos clave :
«Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca» (Joh_11:49-50).
12.4-6 Judas a menudo metía la mano en la bolsa de dinero de los discípulos para uso propio. Seguramente Jesús sabía lo que hacía Judas (2.24, 25; 6.64), pero nunca dijo nada al respecto. De manera similar, cuando escogemos la senda del pecado, es posible que Dios no haga nada para detenernos de inmediato, pero esto no significa que apruebe nuestras acciones. Lo que nos merezcamos nos llegará.
12.5, 6 Judas usó una frase piadosa para ocultar lo que en verdad lo motivaba. Pero Jesús sabía lo que había en su corazón. La vida de Judas se convirtió en una mentira y el diablo entró en él (13.27). Satanás es el padre de la mentira, y una mentira abre la puerta a su influencia. Lo que Jesús sabe acerca de nosotros debiera movernos a querer mantener nuestras acciones en concordancia con nuestras palabras. Al no tener motivo para temerle, no debiéramos ocultarle nada.