Josué 8: Sucesos en Hai

Jos 8:32 También escribió allí sobre las piedras una copia de la ley de Moisés, la cual escribió delante de los hijos de Israel.

Los holocaustos pertenecían exclusivamente a Dios. Se sacrificaba al animal, se drenaba su sangre y entonces el fuego lo consumía completamente sobre el altar. El animal representaba la total consagración a Dio. Las ofrendas de paz también consistían en sacrificios de animales, pero la carne era consumida por los sacerdotes y el pueblo. En este caso el animal simbolizaba gratitud, dedicación a Dios y compañerismo con él.

Lo más probable es que hayan sido los Diez Mandamientos (registrados en Exodo 20) los que Josué copió en las piedras. Estos eran el fundamento de todas las leyes de Dios, y siguen siendo de relevancia hoy.

Jos 8:33 Y todo Israel, con sus ancianos, oficiales y jueces, estaba de pie a uno y otro lado del arca, en presencia de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto de Jehová, así los extranjeros como los naturales. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim, y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés, siervo de Jehová, lo había mandado antes, para que bendijesen primeramente al pueblo de Israel.

Jos 8:34 Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley.

Las bendiciones y las maldiciones : Formaban parte del pacto. Si éste era obedecido se recibían bendiciones; en caso contrario, maldiciones.

Jos 8:35 No hubo palabra alguna de todo cuanto mandó Moisés, que Josué no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, y de las mujeres, de los niños, y de los extranjeros que moraban entre ellos.

El monte Ebal estaba ubicado a 32 km al norte de Hai. De acuerdo con la ley de Moisés, Josué edificó un altar y renovó el pacto

Sucesos en Hai

Después que el pueblo ha reconocido su falta y corregido sus caminos distorsionados en relación al pacto, Jehová promete entregar la ciudad de Hai con una afirmación muy convincente de que en esta ocasión no habrá lugar a fracasos.

Trabajando por la promesa

Lo interesante del pasaje es que aunque la victoria está garantizada, Josué debe llevar a cabo todo un plan de ataque. Es lógico en cualquier combate. La acción de Jehová no ahorra el trabajo que su pueblo debe realizar para alcanzar las promesas.

La orden de Jehová va dirigida contra el rey de Hai, lo que evidencia que en ninguna manera se trata de una orden para cometer un genocidio. No obstante, la destrucción general es resultado de un ataque que hace parte de una guerra que siempre cobra víctimas con poca o ninguna conciencia sobre el conflicto. El rey encarna todo el sistema religioso y político que Jehová ha sometido a juicio.

La tierra prometida que se va a poseer es un espacio para ser libres, para vivir como seres que han sido creados a imagen y semejanza de Dios y con el objetivo de crear en ese pueblo un tipo del ser humano que Dios anhela para todo el mundo.

Al parecer permite al pueblo posesionarse de algunas cosas de la ciudad que seguramente servirían de sostenimiento durante cierto tiempo. Esta permisividad demuestra que el dueño del botín es Jehová y que por lo tanto él puede disponer del mismo para dar provisión al pueblo en un período de asentamiento provisional.

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