Jos 8:1 Jehová dijo a Josué: No temas ni desmayes; toma contigo toda la gente de guerra, y levántate y sube a Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, a su ciudad y a su tierra.
Ya que Israel había quedado limpio del pecado de Acán, Josué se preparó para volver a atacar a Hai, esta vez para ganar. Josué había aprendido algunas lecciones que podemos seguir en nuestra vida diaria:
(1) confiese sus pecados cuando Dios se los revela
(2) cuando caiga en pecado, vuelva a concentrarse en Dios, resuelva el problema y siga adelante. Dios desea que el ciclo de pecado, arrepentimiento y perdón nos fortalezca, y no que nos debilite. Las lecciones que aprendemos de nuestros fracasos deben ayudarnos a dominar la misma situación la próxima vez que se presente. Ya que Dios está ansioso de darnos limpieza, perdón y fortaleza, la única manera de perder es darnos por vencidos. Podemos demostrar la clase de persona que somos por la manera en que respondemos la segunda y tercera vez que nos sucede lo mismo.
Jos 8:2 Y harás a Hai y a su rey como hiciste a Jericó y a su rey; sólo que sus despojos y sus bestias tomaréis para vosotros. Pondrás, pues, emboscadas a la ciudad detrás de ella.
Israel debía aprender que la obediencia era recompensada. Dios les dijo que podían tomar los despojos de Hai, algo que no les fue permitido hacer en Jericó.
¿Por qué permitió Dios que los israelitas se quedaran esta vez con el botín? Las leyes de Israel para disponer del botín de la guerra cubrían dos situaciones.
(1) Las ciudades como Jericó que estaban bajo la proscripción de Dios (juicio por idolatría) no podían ser saqueadas. El pueblo de Dios tenía que mantenerse santo y separado de toda influencia de idolatría.
(2) La distribución del botín de ciudades que no estaban bajo proscripción (anatema) era una costumbre normal en la guerra. Proveía al ejército y a la nación de los alimentos, ganados y armas necesarios para sostenerse en tiempos de guerra. Hai no estaba bajo el «anatema». El ejército conquistador necesitaba los alimentos y el equipo. Ya que no se les pagaba a los soldados, el botín era parte de su incentivo y recompensa por ir a la guerra.
Jos 8:3 Entonces se levantaron Josué y toda la gente de guerra, para subir contra Hai; y escogió Josué treinta mil hombres fuertes, los cuales envió de noche.
La conquista de Hai fue muy importante para los israelitas. A sólo casi 18 km de Jericó, Hai era un baluarte clave para los cananeos y una fortaleza para Bet-el. Si los reyes cananeos recobraban el aliento con una derrota de Israel en Hai, podrían unirse en un ataque coordinado. Ellos no sabían que Dios había restaurado su poder y protección sobre las tropas de Josué. Debemos depender de Dios con total obediencia para estar seguros de la victoria que nos ha prometido.