Jos 2:1 Josué hijo de Nun envió desde Sitim dos espías secretamente, diciéndoles: Andad, reconoced la tierra, y a Jericó. Y ellos fueron, y entraron en casa de una ramera que se llamaba Rahab,(A) y posaron allí.
Sitim era un sitio en Moab, al este del río Jordán y frente a Jericó. Secretamente : Esta misión encubierta revela que Josué pretendía tomar a Jericó por la fuerza y no tenía conciencia del milagro que se avecinaba. La casa . . . de Rahab era un lugar perfecto para que los espías se escondieran, debido al gran tráfico de personas. Como era una casa pública, la gente entraba y salía. Dios había dirigido a los enviados de Josué a la única persona en Jericó que creía en él.
¿Por qué Josué envió espías? Hasta donde él sabía, estarían atacando una ciudad altamente fortificada utilizando tácticas de guerra convencionales. Necesitaba información estratégica acerca de la ciudad para la batalla que se avecinaba. Pero también sabía que esto podría originar críticas por parte de los demás líderes. La última vez que se enviaron espías, el informe que presentaron al volver causó tremendos problemas. Por un lado no quería avanzar sin información, y por otro, no deseaba causarle al pueblo tropiezo ni dudas acerca de su sabiduría y capacidad para dirigir la nación.
¿Por qué se quedaron los espías en la casa de Rahab la prostituta?
(1) Era un buen lugar para recopilar información sin despertar sospechas.
(2) La casa de Rahab tenía un lugar ideal para un escape rápido, porque estaba construida en el mismo muro de la ciudad.
(3) Dios dirigió a los espías a la casa de Rahab porque sabía que su corazón estaba abierto hacia El y que sería un instrumento útil para la victoria sobre Jericó. Dios muchas veces utiliza a personas con una fe sencilla para lograr sus grandes propósitos, no importa qué clase de pasado hayan tenido ni cuán insignificante parezcan. Rahab no permitió que su pasado le impidiera desarrollar el nuevo papel que Dios tenía para ella.
Los exploradores parten de Setim (Shittim — acacias), lugar que se identifica comúnmente con Abelsatim, a once kilómetros y medio al este del Jordán. Desde los contrafuertes de las montañas de Abarim pudieron los israelitas contemplar la extensa llanura, pero no precisar su configuración exacta. Importaba, además, tener noticias concretas sobre Jericó, de sus fortificaciones y de las posibilidades de expugnarla. Situada en la llanura del Ghor, a unos pocos kilómetros de la montaña de la Cuarentena o Qarantal, a veintiocho de Jerusalén, a diez clelmar Muerto y a ocho del río Jordán, estaba protegida por una muralla difícil de forzar. Jericó deriva de la palabra yareah, luna, llamada así porque en la antigüedad se rendía allí culto al dios Luna. En el curso de los siglos, la ciudad ha conocido tres emplazamientos distintos, muy próximos entre sí: la actual Jericó (Er-Riha), la del tiempo de Herodes y la Jericó cananea, que se alzaba en el lugar conocido por tell el-Sultán.