Josué 13: Una nueva sociedad sobre la tierra

Jos 13:1 Siendo Josué ya viejo, entrado en años, Jehová le dijo: Tú eres ya viejo, de edad avanzada, y queda aún mucha tierra por poseer.

Tierra por poseer : Dios le encargó a Josué la tarea de repartir a las restantes nueve y media tribus la tierra que iban a ocupar en la ribera oeste del Jordán.

Josué estaba envejeciendo. Tenía entre ochenta y cinco y cien años de edad en ese momento. Pero Dios, todavía tenía trabajo para él. Nuestra cultura muchas veces glorifica a los jóvenes y fuertes, y deja de lado a los ancianos. Sin embargo, la gente mayor está llena de la sabiduría que resulta de la experiencia. Son muy capaces de servir si se les da la oportunidad y se les debe animar a hacerlo. No se les permite a los creyentes jubilarse del servicio de Dios. Y los que han pasado la edad de jubilación no deben suponer que el simple hecho de ser mayores los descalifica o excusa de servir en la obra de Dios.

Jos 13:2 Esta es la tierra que queda: todos los territorios de los filisteos, y todos los de los gesureos;

La tierra que queda : Territorio que aún no había sido conquistado. Se extendía desde el norte de Damasco hasta la frontera egipcia. Las tribus debían ocupar la tierra conquistada y extender las conquistas hacia estas regiones.

Jos 13:3 desde Sihor, que está al oriente de Egipto, hasta el límite de Ecrón al norte, que se considera de los cananeos; de los cinco príncipes de los filisteos, el gazeo, el asdodeo, el ascaloneo, el geteo y el ecroneo; también los aveos;

Jos 13:4 al sur toda la tierra de los cananeos, y Mehara, que es de los sidonios, hasta Afec, hasta los límites del amorreo;

Jos 13:5 la tierra de los giblitas, y todo el Líbano hacia donde sale el sol, desde Baal-gad al pie del monte Hermón, hasta la entrada de Hamat;

Jos 13:6 todos los que habitan en las montañas desde el Líbano hasta Misrefotmaim, todos los sidonios; yo los exterminaré delante de los hijos de Israel; solamente repartirás tú por suerte el país a los israelitas por heredad, como te he mandado.

Jos 13:7 Reparte, pues, ahora esta tierra en heredad a las nueve tribus, y a la media tribu de Manasés.

Estos versículos introducen la sección siguiente del libro: entrar en posesión de la tierra. Por más de cuarenta años Israel ha sido un pueblo sin territorio, pero ahora está a punto de recibir su herencia. El autor no ahorra detalles al describir este proceso.

Gran parte de la tierra quedó sin conquistar en ese momento, pero el plan de Dios fue seguir adelante e incluir esa tierra en la distribución entre las tribus. El deseo de Dios era que con el tiempo los israelitas la conquistaran. Dios conoce el futuro y, al mismo tiempo que nos va guiando, ya sabe de las victorias que nos esperan en el futuro. Pero así como los israelitas aún les quedaban batallas por pelear, nosotros debemos enfrentar los problemas y librar las batallas de nuestra tierra no conquistada. ¿Cuáles son nuestras tierras no conquistadas hoy? Pueden ser territorios misioneros en el extranjero, la traducción de la Biblia en nuevos idiomas, nuevas regiones misioneras a nuestro propio alrededor, grupos de interés o instituciones que necesitan una obra redentora, problemas sociales o éticos que hay que enfrentar, pecados no confesados, o talentos y recursos no desarrollados. ¿Cuál es el territorio que Dios le ha dado para conquistar? Ese territorio es nuestra «tierra prometida». Nuestra herencia será un nuevo cielo y una nueva tierra, si nosotros, como Israel, cumplimos la misión que Dios nos ha encomendado.

Jos 13:8 Porque los rubenitas y gaditas y la otra mitad de Manasés recibieron ya su heredad, la cual les dio Moisés al otro lado del Jordán al oriente, según se la dio Moisés siervo de Jehová;

Jos 13:9 desde Aroer, que está a la orilla del arroyo de Arnón, y la ciudad que está en medio del valle, y toda la llanura de Medeba, hasta Dibón;

Los siguientes capítulos describen la manera en que se repartió la tierra prometida entre las doce tribus. Primero, la tribu de Leví no debía recibir ninguna tierra porque debían dedicar todas sus energías a servir a la gente, no a sus propios intereses. Segundo, las tribus de Rubén y Gad y la media tribu de Manasés ya habían recibido tierras al este del Jordán, que Moisés les había dado. Tercero, las tribus de Judá y José (Efraín y la otra media tribu de Manasés) recibieron tierras que su ancestro Jacob les había prometido cuatrocientos cincuenta años antes.

Josué 15-17). Las demás tribus se repartieron las tierras restantes echando suertes (capítulo 18).

Por medio de la bendición original de Jacob a sus hijos (Génesis 49) y las bendiciones de Moisés a las doce tribus (Deuteronomio 33) ya se conocía la clase de territorio que cada tribu recibiría. Las dos bendiciones fueron proféticas porque, aunque Josué echó suertes para determinar las tierras que recibirían las tribus restantes, todo salió como Jacob y Moisés lo habían profetizado.

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