La porción entregada a Judá contenía 124 ciudades y pueblos agrupados en 4 distritos principales: las tierras situadas en el extremo sur, en las llanuras del oeste, en las montañas y en el desierto.
Jos 15:63 Mas a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, los hijos de Judá no pudieron arrojarlos; y ha quedado el jebuseo en Jerusalén con los hijos de Judá hasta hoy.
Los hijos de Judá no pudieron arrojarlos : Esta es la primera indicación de un descalabro en la campaña de conquistas de Israel. Este fracaso afectaría las fibras de sus sentimientos morales y su conciencia social por generaciones.
La herencia de Judá
Los límites
La lista judaíta de las fronteras es una pintura ideal de lo que Jehová había prometido a ellos, pues en la realidad el territorio filisteo que está aquí incluido no fue poseído nunca por Israel. Además se extiende muy hacia el sur a un territorio donde Israel nunca estuvo. Se describen con minuciosidad los límites meridionales y los septentrionales.
Hay estudiosos que sugieren, al comparar los textos referentes a las fronteras entre las tribus, que estas no se concebían como una línea continua, sino como una serie de avanzadas o ciudades confinantes que en el relato actual se han reunido para formar una línea fronteriza. Con esta descripción se mantiene una constante de la fe de Israel, y es que los territorios aún no conquistados o que no se tomaron definitivamente, se incluían como reflejo de la confianza en el señorío de Jehová y de que sus promesas siempre se cumplen.
Por otro lado, el tipo de fronteras que se comienzan a describir reflejan que las tribus mantenían la solidaridad alrededor de la fe en Jehová. Esto les permitía la convivencia pacífica al tener fronteras que no eran puestos continuos y de vigilancia militar al estilo de las naciones que posteriormente fueron creciendo. Los límites eran “entre familiares” que se respetan y se mantienen solidarios.
Es notable, sin embargo, que a la tribu de Judá le haya tocado una de las herencias más grandes en extensión entre todas las tribus. En el relato esto parece ser consecuencia de la bendición que Jacob dio a Judá donde se menciona su preeminencia sobre sus hermanos en sentido de la autoridad que ya no poseía Rubén.
La solidaridad
Esta parte constituye un relato de la manera como Caleb posee la tierra heredada, la que en un momento determinado adquiere con la ayuda de Otoniel. El relato expresa la solidaridad mutua que se experimenta entre clanes, en la toma de la ciudad de Debir. Es una joya de la vida cotidiana de Israel porque describe lo que era las relaciones entre padre e hija, esposo y esposa, suegro y yerno. Caleb necesitaba ayuda y para ello desafió a quien tomara esa ciudad ofreciéndole una muy buena recompensa: la participación en su clan y herencia por medio del matrimonio de su hija Acsa. Parece ser una historia de amor desde el punto de vista de la actitud de Otoniel, porque él se dispuso a arriesgar su vida para obtener la recompensa ofrecida por Caleb. Seguramente conocía a su hija con anticipación. Al vencer el desafío Otoniel se hace ganador de la recompensa que ofreció Caleb. El resultado fue vincular más a estos clanes, pero, desde el punto de vista de Otoniel, se alcanzaba lo que él más deseaba: a Acsa como esposa. Aunque el relato va a un ritmo muy ligero, ya se evidencia que entre los esposos existe una relación de confianza en asuntos tan importantes como dónde van a vivir y de qué van a vivir. Ella persuade a Otoniel de que pida un campo a su padre, y efectivamente este lo otorgó, según el relato. De otra parte Acsa se destaca por ser en un reflejo del carácter de su padre quien cuando se acercó a Josué pidió sin temor alguno lo que correspondía como promesa. Ahora su hija también solicita sin timidez algo fundamental que complementa la utilidad del campo, a saber, el agua. Es de notar que esta actitud demuestra la existencia de cierta confianza de ella con su padre cuando por lo regular en todos estos escritos históricos, las guerras, las luchas por el poder, parecen ocultar la cotidianidad que en realidad existió en el nivel de relaciones familiares. Tales relaciones no siempre se caracterizaron por el autoritarismo de los padres, como fácilmente se supone. También en esas relaciones vemos no sólo el interés económico, sino los sentimientos de solidaridad, amor, confianza y otros elementos positivos.