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Job 36: Cuarto discurso de Elihu

Job 36:1  Eliú exalta la grandeza de Dios Eliú siguió diciendo:

Dos ideas desarrolla Elihú en el último de sus discursos. Primero expone la virtualidad del sufrimiento como llamada de Dios a la conversión del hombre y pasa luego a cantar la grandeza de Dios. Elihú arguye que los padecimientos son disciplinarios a los piadosos, con el fin de llevarlos a alcanzar hasta un valor moral superior, y la razón de la continuación de los mismos no es, como los amigos declaraban, a causa de la extraordinaria culpabilidad del atribulado, sino porque la disciplina aun no ha realizado su finalidad, a saber, de guiarlo a que se humille arrepentido delante de Dios.

Job 36:2  «Espérame un poco y yo te instruiré, porque todavía tengo razones en defensa de Dios.

Job 36:3  Traeré mi saber desde lejos para atribuir justicia a mi Hacedor.

Un hombre, al inquirir los caminos de Dios, debiera al principio suponer que son todos justos, estar dispuesto a hallarlos así, y estar a la expectativa de que el resultado de la investigación probará que lo son; tal persona nunca será defraudada.

Job 36:4  Porque de cierto no son mentira mis palabras: ¡Contigo está uno que es íntegro en sus conceptos!

Eliú sólo sostenía que la aflicción fue enviada para probar a Job y que se prolongaba porque Job no estaba aún cabalmente humillado bajo ella. Procura atribuir la rectitud a su Hacedor para aclarar la verdad de que Dios es justo en todos sus caminos. Ese conocimiento debía aprenderse de la palabra y del Espíritu de Dios, porque nosotros estamos naturalmente enajenados de Él. “Un hombre de integridad en sentimientos está contigo” (es aquel con quien has de haberte). Eliú alude a sí mismo, en contraste con los razonamientos deshonrosos de los amigos.

El discurso de Eliú es adecuado a la disputa de Job y sus amigos. Señala a Job la verdadera razón de las pruebas con que había sido castigado. Le enseña que Dios había actuado con misericordia con él, y el beneficio espiritual que él iba a derivar. Corrige el error de sus amigos y demuestra que las calamidades de Job han sido para bien.

Job 36:5  »Dios es grande, pero no desestima a nadie. Es poderosa la fuerza de su sabiduría.

Fuerza de sabiduría—de comprensión (corazón), la fuerza de la repetición de “poderoso”; por lo “poderoso” que Dios sea, nadie es tan bajo que sea “despreciado” por él; porque su “fuerza” está especialmente en “su fuerza de comprensión”, por la que escudriña las cosas más menudas, a fin de dar a cada uno su derecho. Eliú confirma su exhortación

Job 36:6  No concede vida al impío, pero a los afligidos otorga sus derechos.

Job 36:7  No aparta sus ojos de los justos; antes bien, con los reyes los sienta en trono y los exalta para siempre.

Dios no desampara a los piadosos, como Job insinuaba, antes los “establece”, o bien, los hace sentar sobre tronos cual reyes

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