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Jesús prepara a los discípulos para la persecución

Y les dijo Jesús: Tengan cuidado, porque los entregarán a las autoridades, los golpearán en las sinagogas y hasta los presentarán ante gobernadores y reyes por causa mía; así podrán dar testimonio de mí delante de ellos y de los paganos. Pero cuando los entreguen a las autoridades, no se preocupen ustedes por lo que han de decir o cómo han de decirlo, porque cuando les llegue el momento de hablar, Dios les dará las palabras. Pues no serán ustedes quienes hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por ustedes. Los hermanos entregarán a la muerte a sus hermanos, y los padres a sus hijos; y los hijos se volverán contra sus padres y los matarán. Todo el mundo los odiará a ustedes por causa mía; pero el que se mantenga firme hasta el fin, se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra; pues les aseguro que el Hijo del hombre vendrá antes que ustedes hayan recorrido todas las ciudades de Israel. Ningún discípulo es más que su maestro, y ningún criado es más que su amo. El discípulo debe conformarse con llegar a ser como su maestro, y el criado como su amo. Si al jefe de la casa lo llaman Beelzebú, ¿qué dirán de los de su familia? No tengan, pues, miedo de la gente. Porque no hay nada secreto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse. Lo que les digo en la oscuridad, díganlo ustedes a la luz del día; y lo que les digo en secreto, grítenlo desde las azoteas de las casas. No tengan miedo de los que matan el cuerpo pero no pueden matar el alma; teman más bien al que puede hacer perecer alma y cuerpo en el infierno. ¿No se venden dos pajarillos por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos cae a tierra sin que el Padre de ustedes lo permita. En cuanto a ustedes mismos, hasta los cabellos de la cabeza él los tiene contados uno por uno. Así que no tengan miedo: ustedes valen más que muchos pajarillos. Si alguien se declara a mi favor delante de los hombres, yo también me declararé a favor de él delante de mi Padre que está en el cielo; pero al que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo. No crean que yo he venido a traer paz al mundo; no he venido a traer paz, sino guerra. He venido a poner al hombre contra su padre, a la hija contra su madre y a la nuera contra su suegra; de modo que los enemigos de cada cual serán sus propios parientes. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no merece ser mío; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no merece ser mío; y el que no toma su cruz y me sigue, no merece ser mío. El que trate de salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa mía, la salvará. El que los recibe a ustedes, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. El que recibe a un profeta por ser profeta, recibirá igual premio que el profeta; y el que recibe a un justo por ser justo, recibirá el mismo premio que el justo y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguro que tendrá su premio. Mateo 10:17-42

Antes de estudiar este pasaje en detalle debemos notar dos cosas acerca de él en general. Cuando estábamos estudiando el Sermón del Monte, ya vimos que una de las grandes características de Mateo era su interés en la disposición ordenada de su material. Vimos que Mateo tenía la costumbre de reunir en un lugar todo el material referente a un tema, aunque Jesús lo hubiera dicho en diferentes ocasiones. Mateo era sistematizador. Este pasaje es uno de los ejemplos en que Mateo reúne su material de diferentes tiempos. Aquí recoge las cosas que dijo Jesús en distintas ocasiones acerca de la persecución.

No cabe duda que, hasta cuando Jesús envió a Sus hombres por primera vez, les dijo lo que podían esperar. Pero al principio Mateo relata que Jesús les dijo a Sus hombres que no fueran esa vez a los gentiles o a los samaritanos; y sin embargo en este pasaje Mateo nos presenta a Jesús anunciando persecución y proceso ante gobernadores y reyes, es decir, muy lejos de Palestina. La explicación es que Mateo recoge las referencias de Jesús a la persecución y reúne tanto lo que Jesús dijo cuando envió a Sus hombres en su primera expedición como lo que Jesús les dijo después de Su resurrección, cuando los estaba enviando por todo el mundo. Aquí tenemos las palabras, no sólo de Jesús en Galilea, sino también del Cristo Resucitado.

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