Decía, pues, a los judíos, que creían en él: Si perseverareis en mi palabra, seréis verdaderamente discípulos míos. Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. Le respondieron ellos: Nosotros somos descendientes de Abrahán, y jamás hemos sido esclavos de nadie, ¿cómo, pues, dices tú que vendremos a ser libres? Les replicó Jesús : En verdad, en verdad os digo, que todo aquel que comete pecado, es esclavo del pecado. Es así que el esclavo no mora para siempre en la casa; el hijo sí permanece siempre en ella. Luego si el hijo os da libertad, seréis verdaderamente libres. Yo sé que sois hijos de Abrahán; pero también sé que tratáis de matarme, porque mi palabra no halla cabida en vosotros. Yo hablo lo que he visto en mi Padre; vosotros hacéis lo que habéis visto en vuestro padre. Le respondieron diciendo: Nuestro padre es Abrahán. Si sois hijos de Abrahán, les replicó Jesús , obrad como Abrahán. Mas ahora pretendéis quitarme la vida, siendo yo un hombre que os he dicho la verdad que oí de Dios, no hizo eso Abrahán. Vosotros hacéis lo que hizo vuestro padre. Ellos le replicaron: Nosotros no somos de raza de fornicadores, o idólatras, un solo padre tenemos, que es Dios. A lo cual les dijo Jesús : Si Dios fuera vuestro padre, ciertamente me amaríais a mí; pues yo nací de Dios, y he venido de parte de Dios; porque no he venido de mí mismo, sino que él me ha enviado. ¿Por qué, pues, no entendéis mi lenguaje? Es porque no podéis soportar mi palabra. Vosotros sois hijos del diablo, y así queréis satisfacer los deseos de vuestro padre; él fue homicida desde el principio ; y, nunca ha estado firme en la verdad; y así no hay verdad en él; cuando dice mentira, habla como quien es, por ser de suyo mentiroso y padre de la mentira. A mí no me creéis, porque os digo la verdad. ¿Quién de vosotros me convencerá de pecado? Pues si os digo la verdad, ¿por qué no me creéis? Juan 8: 31-46
El verdadero discipulado
Entonces Jesús les dijo a los judíos que habían llegado a creer en Él: -Si os mantenéis fieles a Mi palabra, seréis de veras Mis discípulos: conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Pocos pasajes del Nuevo Testamento contienen una descripción tan completa del discipulado.
(i) El discipulado empieza por creer. Su comienzo es el momento en que una persona acepta como verdadero lo que Jesús dice; todo lo que nos dice acerca del amor de Dios, todo lo que nos dice acerca del horror del pecado, todo lo que nos dice acerca del verdadero sentido de la vida.
(ii) El discipulado quiere decir mantenerse constantemente en la palabra de Jesús, y eso implica cuatro cosas.
(a) Implica escuchar constantemente la palabra de Jesús. Se decía de John Brown de Haddington -el antepasado escocés de la querida familia evangélica española Fliedner Brownque, cuando estaba predicando, se detenía de cuando en cuando como para escuchar una voz. El cristiano es una persona que está escuchando la voz de Jesús toda la vida, y que no hará ninguna decisión hasta haber oído lo que tiene que decir. Como decía el poeta Antonio Machado: A distinguir me paro las voces de los ecos, y escucho solamente, entre las voces, una.
(b) Implica aprender constantemente de Jesús. El discípulo (mathétés) es literalmente un aprendiz, que es lo que quiere decir la palabra en el original. El cristiano tiene que estar aprendiendo de Jesús más y más toda la vida. La mente cerrada acaba con el discipulado.
(c) Implica penetrar constantemente en la verdad que se encuentra en las palabras de Jesús. Nadie puede decir que entiende todo el significado de las palabras de Jesús con haberlas oído o leído sólo una vez. La diferencia entre un gran libro y otro efímero consiste en que éste nos basta con leerlo una vez, mientras que aquél lo leemos muchas veces y no lo agotamos nunca. Para permanecer fieles a la palabra de Jesús tenemos que estudiarla constantemente y pensar en lo que Él dijo hasta apropiarnos del todo su significado.