El terreno espinoso engañaba. Cuando se estaba sembrando, parecería bastante limpio. Es fácil hacer que un terreno parezca limpio simplemente labrándolo; pero si siguen por debajo las raíces fibrosas de la grama, de las ortigas y de las zarzas, entre otras plantas parásitas perennes, se apoderarán del terreno disponible a la primera oportunidad. Cualquier labrador sabe que las malas yerbas crecen más deprisa y más fuertes que ninguna planta cultivada. El resultado fue que la buena semilla y las malas que estaban latentes crecieron juntas; pero los hierbajos eran tan fuertes que estrangularon las buenas plantas.
El buen terreno era profundo y suave y limpio; la semilla podía introducirse; podía encontrar alimento; podía crecer sin impedimento; y produjo una cosecha abundante.
Este pasaje siempre ha sido uno de los más difíciles de los evangelios. La versión Reina-Valera habla del misterio del Reino de Dios. Esta palabra misterio tiene un sentido técnico en griego; no quiere decir algo que es muy complicado y misterioso en el sentido normal de la palabra; quiere decir algo que es ininteligible para la persona que no ha sido iniciada en su significado, pero que está perfectamente claro para la persona que ha sido debidamente iniciada.
En los tiempos del Nuevo Testamento, en el mundo pagano, una de las grandes ofertas de la religión popular era lo que se llamaban Religiones misteriosas o de Misterio. Estas religiones prometían la comunión con un cierto dios, y hasta la identificación con él, mediante la cual desaparecían todos los terrores de la vida y de la muerte. Casi todas estas religiones misteriosas estaban basadas en la historia de algún dios que había sufrido, muerto y resucitado; casi todas ellas se presentaban como una representación de pasión.
Uno de los misterios más famosos era el que se llamaba el Misterio de Isis. Osiris era un rey sabio y bondadoso. Set, su malvado hermano, le odiaba, y con setenta y dos conspiradores le persuadió a que asistiera a un banquete. Allí le indujo a meterse en un ataúd artificioso que tenía sus mismas medidas. Cuando estaba dentro, se cerró la tapa, y echaron el ataúd al Nilo. Isis, su fiel esposa, después de una prolongada y dolorosa búsqueda, encontró el ataúd y se lo llevó en duelo a casa.
Cuando ella estaba ausente, llegó otra vez el malvado Set, robó el cuerpo, lo cortó en catorce trozos y los desperdigó por todo Egipto. Una vez más, Isis inició su pesada y triste búsqueda. Acabó por encontrar todos los trozos, y con sus poderes mágicos los unió y le devolvió la vida a Osiris; y desde aquel momento él se convirtió en el rey inmortal de los vivos y los muertos.
Lo que sucedía era lo siguiente. El candidato pasaba por una larga preparación de purificación y de ayuno y de ascetismo y de instrucción en cuanto al sentido interior de la historia. Entonces se representaba el drama, con su dolor y su angustia y su muerte y su resurrección y su triunfo final como un drama de la pasión. La música y el incienso y la iluminación y la espléndida liturgia se usaban para crear una atmósfera tensa.
Conforme se iba representando el drama, el adorador se sentía uno con el dios tanto en sus sufrimientos como en su triunfo.
Pasaba por la muerte y entraba en la inmortalidad en unión con el dios. Lo importante es que para una persona no iniciada todo aquello no tendría ningún sentido; pero para el iniciado estaba henchido del sentido que se le había enseñado a ver.
Ese es el significado técnico de esta palabra mystérion. Cuando el Nuevo Testamento habla del misterio del Reino, no quiere decir que el Reino sea remoto y abstruso y difícil de comprender; lo que sí quiere decir es que es totalmente ininteligible para la persona que no le haya entregado su corazón a Jesús, y que solamente la persona que ha recibido a Jesús como Maestro y Señor puede entender lo que significa el Reino de Dios.