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Jesús es traicionado y arrestado

Habiendo dicho Jesús estas cosas, salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos. Mientras todavía hablaba, se presentó una turba y el que se llamaba Judas, uno de los doce, iba al frente de ellos; y con él mucha gente con espadas y palos, linternas y antorchas, y con armas, de parte de los principales sacerdotes y de los escribas y de los ancianos del pueblo. Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle y llevadle con seguridad. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra. Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno. Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó. Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre? Viendo los que estaban con él lo que había de acontecer, le dijeron: Señor, ¿heriremos a espada? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron. Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Entonces Jesús le dijo: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber? Basta ya; dejad. Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga? Jesús dijo a los principales sacerdotes, a los jefes de la guardia del templo y a los ancianos, que habían venido contra él: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis, mas esta es vuestra hora, y la potestad de la tinieblas. Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron. Pero cierto joven le seguía, cubierto el cuerpo con una sábana; y le prendieron; mas él, dejando la sábana, huyó desnudo. Mateo 26: 47-56; Marcos 14: 43-52; Lucas 22: 47-53; Juan 18:1-11

Había sido Judas el que había dado información a las autoridades de que podían encontrar a Jesús en Su retiro del huerto de Getsemaní: Las fuerzas a disposición de las autoridades judías eran la policía del templo; al mando del sagán o capitán del templo. Pero el gentío que se introdujo tras Judas en el huerto eran más bien una chusma dispuesta a linchar qué un destacamento dispuesto para una detención ordenada. Jesús no iba a ofrecer resistencia. Mateo nos dice sencillamente que uno de los discípulos sacó un cuchillo, y, preparado para resistir hasta la muerte y vender cara su vida; hirió a un siervo del sumo sacerdote.

Cuando Juan nos cuenta la misma historia (Juan 18:10), nos dice que el discípulo era Pedro, y el siervo se llamaba Malco. La razón por la que Juan menciona a Pedro mientras que Mateo no lo hace puede ser sencillamente porque Juan escribió bastante después, mientras que cuando escribió Mateo todavía no era prudente nombrar al discípulo que había estado dispuesto a defender a su Maestro. Aquí tenemos otro ejemplo del casi fantástico coraje de Pedro. Estuvo dispuesto a enfrentarse con toda una Compañía armada él solo; y recordemos también que fue después de aquello,, cuando ya sería un hombre marcado, cuando Pedro siguió a Jesús hasta el patio de la casa del sumo sacerdote. Pero en todos estos incidentes de la última hora es en Jesús en Quien se concentra toda nuestra atención; y aquí aprendemos dos cosas más acerca de Él.

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