Jesús enseña del matrimonio y divorcio

Así que tenemos que arrostrar el hecho de que el matrimonio cristiano es solo posible para cristianos.

(ii) El pasaje termina con un versículo acerca de los eunucos que nos deja perplejos. Es posible que Jesucristo dijera eso en alguna otra ocasión, y que Mateo lo pusiera aquí porque estaba agrupando la enseñanza de Jesús sobre el matrimonio, porque Mateo tenía la costumbre de agrupar la enseñanza sobre cualquier tema particular.

Un eunuco es un hombre que no puede realizar el acto sexual. Jesús distingue tres clases de eunucos. Hay algunos que, por algún defecto o deformidad física, no pueden tener relaciones sexuales. Hay algunos a los que los hombres hacen eunucos. Esto representa prácticas que nos son extrañas a los occidentales. Muy frecuentemente en los palacios reales los siervos, especialmente los que estaban a cargo del harén real, eran castrados. También muy frecuentemente los sacerdotes que servían en los templos eran castrados; eso sucedía, por ejemplo, en el templo de Diana de Éfeso.

A continuación, Jesús menciona a los que se hacen a sí mismos eunucos por causa del Reino de Dios. Hemos de estar seguros de que esto no se ha de tomar literalmente. Una de las tragedias de la Iglesia Primitiva fue el caso de Orígenes. Cuando era joven, tomó este texto literalmente, y se castró, aunque posteriormente se dio cuenta de que había cometido un error. Clemente de Alejandría estuvo muy cerca de hacer lo mismo. Dice: «El verdadero eunuco no es el que no puede, sino el que elige no practicar los deseos de la carne.» En esta frase, Jesús se refería a los que; por causa del Reino de Dios, renuncian voluntariamente al matrimonio y a la paternidad y al amor físico humano.

¿Cómo puede ser eso? Puede ser que una persona tenga que escoger entre alguna llamada específica y el amor humano. Se ha dicho: «El que viaja más rápido es el que viaja solo.» Una persona puede llegar a la conclusión de que no puede trabajar en algún terrible suburbio viviendo en circunstancias en las que el matrimonio y la familia serían un impedimento. Puede que uno llegue a la conclusión de que debe aceptar la vocación misionera para ir a un lugar al que no puede en conciencia llevar a su esposa-e hijos. Otro caso sería el de uno que estuviera enamorado, y entonces se le ofrezca una oportunidad de servicio a pleno tiempo y rendimiento que la persona que ama no podría compartir. Entonces debe escoger entre el amor humano y la tarea a la que Cristo le llama.

Gracias a Dios esa elección no se le presenta a menudo a una persona; pero hay algunos que han asumido voluntariamente votos de castidad, celibato, pureza, pobreza, abstinencia, continencia.

Esa no es la conducta corriente de una persona normal, pero el mundo se habría empobrecido si no hubiera habido quienes aceptaran el desafío de vivir en solitario por causa de la obra de Cristo.

El matrimonio y el divorcio

Sería un error dar por terminado este tema sin hacer un esfuerzo para ver lo que quiere decir
actualmente para la cuestión del divorcio en nuestros días. Podemos al principio notar esto. Lo que Jesús estableció fue un principio y no una ley. Convertir este dicho de Jesús en una ley sería malentenderlo seriamente. La Biblia no nos da leyes; nos da principios que debemos aplicar con oración e inteligencia en cualquier situación dada.

Acerca del sábado dice la Biblia: « No hagas en él obra alguna» (Éxodo 20:10). Sabemos muy bien que un cese absoluto del trabajo no fue nunca posible en ninguna civilización. En una civilización agrícola, hay que atender al ganado, y hay que ordenar las vacas, sea el día que sea. En una civilización desarrollada ciertos servicios públicos tienen que proseguir, o el transporte se interrumpiría, o el agua..y la luz y el calor no estarían disponibles. En cualquier hogar, especialmente donde, hay niños, tiene que haber una cierta medida de trabajo.

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