Decía también al pueblo: Viendo una nube que se levanta del ocaso, al instante decís: Tempestad tenemos; y así sucede. Y cuando veis que sopla el aire de mediodía, decís: Hará calor; y lo hace. Hipócritas, si sabéis pronosticar por los varios aspectos del cielo y de la tierra, ¿cómo no conocéis este tiempo? O ¿cómo por lo que pasa en vosotros mismos no discernís lo que es justo? Cuando vas junto con tu contrario a querellarte ante el magistrado, haz en el camino todo lo posible por librarte de él, no sea que por fuerza te lleve al juez y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. Porque yo te aseguro que de ella no saldrás, hasta que hayas pagado el último maravedí. Lucas 12: 54-59
Mientras hay tiempo
Los judíos de Palestina eran muy listos para predecir el tiempo atmosférico. Cuando veían formarse nubes en el Oeste, donde está el Mediterráneo, sabían que venían lluvias. Cuando soplaba el siroco, es decir, el viento del desierto, sabían que se les echaba encima el calor. Pero los que eran tan listos para interpretar las señales de los cielos no sabían, o no querían, leer las señales del plan de Dios en la Historia. Si lo hubieran hecho, habrían visto que el Reino de Dios estaba al llegar.
Jesús usó una ilustración muy clara. Dijo: «Cuando te van a meter en un pleito, llega a un acuerdo con tu contrario antes de que el asunto llegue al tribunal; porque si no vas a acabar en la cárcel y no vas a salir de allí hasta que sueltes todo lo que se te imponga.» Se supone que la persona en cuestión lleva las de perder. «Todos -implica Jesús- estamos en deuda con Dios. Si nos queda algo de sentido común haremos las paces con Él antes que sea demasiado tarde.»
Jesús y todos sus fieles servidores han tenido muy en cuenta que el tiempo no espera. Como decía Francisco de Quevedo: Ayer se fue; mañana, no ha llegado; Hoy se está yendo sin parar un punto. Soy un fue y un será y un es cansado.
Hay cosas que no se pueden dejar para mañana, y la principal es hacer las paces con Dios. En el versículo 59 se menciona en la versión Reina-Valera «la última blanca». Ya nos hemos encontrado con algunas referencias al dinero de entonces, y nos será útil resumir la información de que disponemos sobre las monedas de tiempos de Jesús. Eran las siguientes:
- El lepton, que R-V traduce blanca. Esta palabra quiere decir delgado; era la moneda más pequeña, la que echó la viuda de Marcos 12:42. Valía 1/8 de assarion.
- El kodrantes, R-V cuadrante, equivalía a dos blancas. Se menciona en Mateo 5:26. = 1/4 de assarion.
- El assarion, R-V cuarto, valía menos de 1 peseta. Se menciona en Mateo 10:29, y Lucas 12:6, donde lo hemos traducido por pesetas. 1/16 de denario.
- El denario, de cuyo nombre deriva el español dinero, que valía 1 duro, y era el salario de un día de trabajo (Mateo 20:2); fue la moneda de la que el Buen Samaritano le dio dos al mesonero (Lucas 10:25).
- La drachma era una moneda de plata que valía lo mismo que 1 denario. Era la moneda que buscaba la mujer de la parábola (Lucas 15:8).
- La didrachma o el medio siclo valía como 15 pesetas, era el impuesto que pagaban todos los israelitas en el templo, y fueron 30 didracmas las que le pagaron a Judas por traicionar a Jesús.
- El shekel o siclo, R-V estatero, valía 30 pesetas, y fue la moneda que encontró Pedro dentro del pez (Mateo 17:27).
- La mina es la moneda que se nos menciona en la parábola de Lucas 19:11-27. Valía 100 dracmas, unas 5.000 pesetas. El talento, no era una moneda sino algo más de 20 kilos de plata, y equivalía a 6.000 dracmas, es decir, unas 30.000 pesetas. Se menciona en Mateo 18:24, y en la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30). Para hacernos una idea aproximada de la equivalencia relativa de estas monedas con la nuestra actual debemos tener presente que el denario era el salario diario de un obrero.