Jeremías 50:1 Palabra que el Señor habló acerca de Babilonia, la tierra de los caldeos, por medio del profeta Jeremías:
El otro profeta que habló contra Babilonia fue Isaías. En este extenso oráculo, Jeremías proclama el juicio contra Babilonia y la restauración del exiliado Israel.
En la plenitud de su poder, el Imperio Babilónico parecía inconmovible. Pero cuando dejó de ser útil a los propósitos de Dios para castigar a Judá por sus pecados, Dios la castigaría y la aplastaría por su cuenta. Los medos y los persas destruyeron Babilonia en 539 a.C.. En las Escrituras se usa a Babilonia como un símbolo de toda maldad. Este mensaje puede aplicarse por lo tanto al final de los tiempos cuando Dios borre el mal de una vez y para siempre.
Jeremías 50:2 Anunciadlo entre las naciones y hacedlo oír; levantad estandarte, hacedlo oír. No lo ocultéis, sino decid: «Ha sido tomada Babilonia, está avergonzado Bel, destrozado Merodac; han sido avergonzadas sus imágenes, destrozados sus ídolos.»
El primero de tres llamados dados para movilizar al pueblo contra Babilonia. Merodac (o Marduc): Máximo Dios de Babilonia; Bel : Pequeño Marduc. El término hebreo traducido como sus esculturas significa literalmente «pequeñas bolas de estiércol», una forma despectiva de referirse a los ídolos de naciones vecinas, preferida en especial por Ezequiel, quien la utiliza 40 veces.
Jeremías 50:3 Porque ha subido contra ella una nación del norte que hará de su tierra objeto de horror, y no habrá habitante en ella. Tanto hombres como animales habrán huido, se habrán ido.
La nación del norte eran los medos y los persas, una alianza que se convertiría en la próxima potencia mundial. Ciro tomó la ciudad de Babilonia por sorpresa y subyugó a la nación en 539 a.C.. Más tarde, otros reyes persas destruyeron por completo a la ciudad.
Jeremías 50:4 En aquellos días y en aquel tiempo–declara el Señor– vendrán los hijos de Israel, ellos junto con los hijos de Judá; vendrán andando y llorando, y al Señor su Dios buscarán.
Un mensaje de esperanza en favor del retorno y la restauración de Israel y Judá intercalado en el oráculo contra Babilonia.
Jeremías 50:5 Preguntarán por el camino de Sion, hacia donde volverán sus rostros; vendrán para unirse al Señor en un pacto eterno que no será olvidado.
Jeremías 50:6 Ovejas perdidas ha venido a ser mi pueblo; sus pastores las han descarriado, haciéndolas vagar por los montes; han andado de monte en collado y han olvidado su lugar de descanso.
Jeremías 50:7 Todos los que los hallaban, los devoraban; y sus enemigos han dicho: «No somos culpables, porque ellos han pecado contra el Señor, morada de justicia, el Señor, esperanza de sus padres.»
Jeremías 50:8 Huid de en medio de Babilonia, y salid de la tierra de los caldeos; sed como machos cabríos al frente del rebaño.