Jeremías 49:35 Así dice el Señor de los ejércitos: «He aquí, quebraré el arco de Elam, lo mejor de su fortaleza.
Jeremías 49:36 «Y traeré sobre Elam los cuatro vientos desde los cuatro extremos del cielo, y a todos estos vientos los esparciré; no habrá nación adonde no vayan los expulsados de Elam.
Jeremías 49:37 «Destrozaré a Elam delante de sus enemigos y delante de los que buscan sus vidas; traeré sobre ellos calamidad, el ardor de mi ira»–declara el Señor– «y enviaré tras ellos la espada hasta que los haya acabado.
Jeremías 49:38 «Entonces pondré mi trono en Elam, y allí destruiré al rey y a los príncipes –declara el Señor.
El trono representa el juicio de Dios y su soberanía. El dirigiría la destrucción de Elam. El es el Rey sobre todos los reyes, incluyendo el de Elam.
Jeremías 49:39 «Pero sucederá en los postreros días que restauraré el bienestar de Elam» –declara el Señor.
La esperanza de futura restauración se menciona para Elam, al igual que se hizo en el caso de Moab (48.47) y Amón (49.6). Sobre su cumplimiento véase la nota a 48.47.
Oráculos contra Amon, Edom, Damasco, Arabia y Elam.
En este capítulo, de carácter sumario, se insertan las profecías contra los pueblos vecinos de los israelitas: Amón, Edom, Damasco, Arabia y aun contra el lejano Elam.
Según la Biblia, los amonitas proceden de Lot; por tanto, eran afines étnicamente con los hebreos. En la Biblia se les suele llamar siempre los hijos de Amón, frase estereotipada que encontramos a menudo. Los amonitas, juntamente con los edomitas y moabitas, pertenecían a la rama aramea de la que surgió también el clan hebreo. Se ha querido relacionar a los amonitas con el dios Amm, adorado en Arabia meridional; pero no hay ninguna divinidad amonita con este nombre. El dios de los amonitas era Milcom, que es una derivación de la raíz Melek (“rey”), divinidad muy corriente entre los cananeos, conocida en la Biblia hebrea con el nombre de Molec, y en los LXX y Vulgata con el de Moloc. El reino de Amón se extendía desde el Arnón, al sur, hasta el Yabbok, al norte, y desde el desierto siró-arábigo hasta el Jordán4. El rey amorreo Sehón ocupó la zona fronteriza con el Jordán, y al entrar los israelitas se instalaron las tribus de Gad y de Rubén en el noroeste del reino de Arnón. Existió siempre lucha entre ambos pueblos, ya que Amón siempre consideró como intrusos a los israelitas y trató de expulsarlos. Fueron sometidos por David. Después de la deportación del reino del norte de Israel organizada por Teglatfalasar III (734-732) y por Sargón más tarde (721), los amonitas se hicieron dueños del territorio ocupado por las tribus de Gad y de Rubén. Y a esto alude ahora Jeremías. En 602 aparecen los amonitas haciendo incursiones en el territorio de Judá. El profeta les echa en cara el que se aprovechen de las circunstancias adversas de Judá para atacarla; el territorio ocupado por ellos pertenece de derecho a los israelitas, como herederos de sus padres: ¿No tiene hijos Israel., no tiene heredero?. La ocupación por los amonitas sólo se justificaría en el caso de que Israel se hubiera extinguido totalmente. Pero la nación, aunque diezmada, subsiste, y por eso sus derechos permanecen. No tiene, pues, Amón derecho a desposeerlos de su herencia: ¿Por qué Milcom ha heredado a Gad? Aquí Milcom (dios de Amón) es sinónimo de la nación, que ha querido suplantar a la tribu de Gad, israelita, que se había establecido en la parte septentrional de Amón desde hacía siete siglos. Esto es una flagrante violación del derecho, y por eso Dios va a enviar un castigo sobre la nación usurpadora: Yo haré oír contra Rabat. el grito de guerra. Rabat = Amón era la capital del país, hoy llamada Ammán, capital de Jordania. En los tiempos helenísticos fue llamada Filadelfia. Dios enviará, pues, la guerra contra la nación amonita, simbolizada en su capital, Rabat, y sus hijas, o ciudades menores, las cuales serán quemadas.