Jeremías 37:1 Encarcelamiento de Jeremías[a] En lugar de Conías hijo de Joacim[b] reinó el rey Sedequías hijo de Josías, al cual Nabucodonosor, rey de Babilonia, constituyó por rey en la tierra de Judá.
Sedequías : Tercer hijo de Josías en ocupar el trono. Su nombramiento representó la profecía de 36.30 sobre Joacim, su hermano. El rey Joacim murió camino a Babilonia y designaron rey a su hijo Joaquín, pero tres meses después lo llevaron cautivo a Babilonia. Nabucodonosor entonces designó a Sedequías como su vasallo en Judá.
Jeremías 37:2 Pero no obedecieron ni él ni sus siervos ni el pueblo de la tierra a las palabras de Jehová, las cuales dijo por medio del profeta Jeremías.
Jeremías 37:3 Envió el rey Sedequías a Jucal hijo de Selemías[c] y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías[d] para que dijeran al profeta Jeremías: «Ruega ahora por nosotros a Jehová, nuestro Dios».[e]
El rey Sedequías y sus funcionarios no querían escuchar las palabras de Jeremías, pero querían las bendiciones de sus oraciones. Querían una religión superficial que no les costara nada. Pero a Dios no le agradan los que vienen a El solo por lo que pueden obtener en vez de buscar establecer o profundizar una relación con El. Nosotros no aceptaríamos esa clase de relación con alguna otra persona y no debemos esperar que Dios la acepte de nosotros.
Ruega ahora: La petición puede que haya estado dirigida a hacer permanente la temporal suspensión del sitio de la ciudad
Jeremías 37:4 Y Jeremías entraba y salía en medio del pueblo, porque todavía no lo habían puesto en la cárcel.
Jeremías 37:5 Cuando ya el ejército del faraón había salido de Egipto y llegó la noticia de ello a oídos de los caldeos que tenían sitiada a Jerusalén, se retiraron de Jerusalén.[f]
Cuando Nabucodonosor sitió Jerusalén en 589 a.C., el Faraón Hofra marchó en contra de él por invitación de Sedequías. Jerusalén volvió la mirada a Egipto para pedirle ayuda a pesar de las advertencias de Jeremías. Pero los egipcios no fueron ninguna ayuda, ya que en cuanto los babilonios se volvieron en su contra, se retiraron. Las advertencias de Jeremías fueron ciertas.
Jeremías 37:6 Entonces vino palabra de Jehová al profeta Jeremías, diciendo:
Jeremías 37:7 «Así ha dicho Jehová, Dios de Israel, que digáis al rey de Judá, que os envió a mí para que me consultarais: “El ejército del faraón, que había salido en vuestro socorro, se ha vuelto a la tierra de Egipto.
El ejército de Faraón fue derrotado por Nabucodonosor y se volvió a su tierra
Jeremías 37:8 Por eso, los caldeos vendrán de nuevo, atacarán esta ciudad, la tomarán y le prenderán fuego.
Jeremías 37:9 Así dice Jehová: No os engañéis a vosotros mismos, diciendo: ‘Sin duda, los caldeos se irán ya de aquí’, porque no se irán,