Jeremías 35:18 Dijo, pues, Jeremías a la familia de los recabitas: «Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: “Por cuanto obedecisteis al mandamiento de Jonadab, vuestro padre, y guardasteis todos sus mandamientos e hicisteis conforme a todas las cosas que él os mandó,
Jeremías 35:19 por eso, no faltará de Jonadab hijo de Recab, un descendiente que esté en mi presencia todos los días”». Así lo ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel.[l]
Fidelidad de los Recabitas y Desobediencia de los Judíos.
Este capítulo está fuera de contexto, desde el punto de vista cronológico, respecto de los capítulos anteriores, pues éstos reflejaban hechos de la época del rey Sedecías (598-586), mientras que el presente capítulo nos relata un hecho del tiempo del rey Joaquina (609-598). Pero también existía en este tiempo el peligro de la invasión babilónica, ya que los ejércitos de Nabucodonosor campeaban libremente por los territorios de Judá, en su afán de asegurarse la victoria definitiva sobre Egipto. Jeremías vivía entonces obsesionado con la ilusión de que sus conciudadanos rectificaran su conducta religiosa y moral para verse libres de la catástrofe que se avecinaba.
Ahora les presenta un modelo de fidelidad a Yahvé en la tribu de los recabitas, gentes de vida sencilla semibeduina, que estaban libres de la contaminación de la vida muelle de las ciudades sedentarias. Al invadir Nabucodonosor la campiña de Judá, se han visto obligados a encerrarse en la Ciudad Santa al albergue de sus muros. Por 1 de Crónicas 2:55 sabemos que los recabitas eran un clan relacionado con los cíñeos, emparentados con los madianitas. No eran, pues, hebreos propiamente, sino que se habían asimilado a éstos, abrazando su religión y estableciéndose en la Palestina meridional; pero sabemos que parte de ellos andaban también por la parte septentrional de Canaán. Vivían en tiendas en torno a las ciudades. Eran, pues, semibeduinos, al estilo de las tribus de ganado que merodean hoy por el desierto de Judá. Conocemos a su antepasado Yonadab. Aparecen como aliados de Jehú (842-815) en la lucha contra Acab y el culto de Baal. Su tradición yahvista estaba bien probada. Guardaban ciertas prescripciones en cuanto a su género de vida: no construían casas, ni tenían posesiones, ni sembraban campos, ni plantaban viñas, ni bebían vino. Es el género de vida practicado por los nabateos. Es la vida actual de los árabes del desierto. Lo esencial en su vida es la movilidad y la libertad. La sencillez de vida y el aislamiento del ambiente corrompido sedentario hizo que se conservaran los recabitas en un estado de fidelidad a Yahvé desconocido para los habitantes de Jerusalén. Esta es la razón por la que los profetas consideran la vida sencilla de Israel en el desierto como la etapa religiosa ideal en su historia.
El relato está en primera persona y forma parte de las narraciones autobiográficas del profeta redactadas por Baruc, que sirven para enmarcar y completar las dos primeras secciones de oráculos. Por el contrario, este capítulo pertenece a los oráculos conminatorios característicos de la predicación de Jeremías durante el reinado de Joaquim. El profeta, por orden de Yahvé, invita a la casa (o clan) de los recabitas a ir a una de las cámaras del templo, uno de los departamentos disponibles para los sacerdotes, que estaban entre el atrio exterior y el interior.