Jeremías 32:20 Tú realizaste señales y portentos en la tierra de Egipto hasta este día, y en Israel y entre los hombres, y te has hecho un nombre, como se ve hoy.
Jeremías 32:21 «Y sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto con señales y portentos, con mano fuerte y con brazo extendido y con gran terror,
Jeremías 32:22 y les diste esta tierra, que habías jurado dar a sus padres, tierra que mana leche y miel.
Jeremías 32:23 «Y ellos entraron y tomaron posesión de ella, pero no obedecieron tu voz ni anduvieron en tu ley; no hicieron nada de todo lo que les mandaste hacer; por tanto tú has hecho venir sobre ellos toda esta calamidad.
Jeremías 32:24 «He aquí, los terraplenes de asalto han llegado a la ciudad para tomarla, y la ciudad va a ser entregada en manos de los caldeos que pelean contra ella, por causa de la espada, el hambre y la pestilencia; lo que habías hablado ha venido a ser, y he aquí, tú lo estás viendo.
De la espada , del hambre y de la pestilencia.
Jeremías 32:25 «Y tú me has dicho, oh Señor Dios: ‹Cómprate el campo con dinero, y llama testigos›; aunque la ciudad sea entregada en manos de los caldeos.»
Oración de Jeremías en la que expresa la omnipotencia, omnisciencia y prodigios realizados por Dios en favor de Israel, mientras se pregunta por qué debe comprar la heredad en aquellas circunstancias, cuando la ciudad está a punto de caer en manos de sus enemigos.
Después que Jeremías compró la heredad, comenzó a preguntarse si había actuado con sabiduría. Buscó alivio de las dudas que lo asaltaban a través de la oración. En esta oración, Jeremías afirmó que Dios es Creador, el Juez sabio de todos los caminos de los hombres y el Redentor. Dios nos ama y ve nuestra situación. Cuando nos asalten dudas acerca de su sabiduría o nos preguntemos si es práctico obedecerle, podemos revisar todo lo que sabemos de El. Tales pensamientos y oraciones acallarán dudas y calmarán temores.
Jeremías 32:26 Entonces vino palabra del Señor a Jeremías, diciendo:
Jeremías 32:27 He aquí, yo soy el Señor, el Dios de toda carne, ¿habrá algo imposible para mí?
Jeremías 32:28 Por tanto, así dice el Señor: He aquí, entregaré esta ciudad en mano de los caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y él la tomará.
Jeremías 32:29 Y entrarán los caldeos que atacan esta ciudad, prenderán fuego a la ciudad y la quemarán, junto con las casas en las que han ofrecido incienso a Baal sobre sus terrazas y han derramado libaciones a otros Dioses para provocarme a ira.
Jeremías 32:30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá sólo han hecho lo malo ante mis ojos desde su juventud; ciertamente los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos–declara el Señor.