Jeremías 17: El pecado, escrito en el corazón de Judá

Jeremías 17:1 El pecado, escrito en el corazón de Judá» El pecado de Judá está escrito con cincel de hierro y con punta de diamante; está esculpido en la tabla de su corazón[a] y en los cuernos de sus altares,[b]

El pecado de Judá ha sido escrito de manera indeleble con cincel de hierro (un instrumento utilizado para grabar en piedra aquellos acontecimientos que debían ser preservados para la posteridad) o con una pluma con punta de diamante. Sus pecados son tan graves que están escritos permanentemente en la tabla de su corazón , y en los cuernos de sus altares , como un recordatorio constante ante Dios.

El pueblo de Dios siguió pecando a pesar de que tenían la Ley, los profetas de Dios y una historia llena de sus milagros. ¿Cómo pudieron hacerlo? ¿Por qué continuamos amando el pecado aun cuando entendemos las consecuencias eternas? Jeremías dice que el corazón es engañoso y «el pecado de Judá escrito está[…] en la tabla de su corazón». Los hebreos simbolizaron los aspectos variados de una persona al localizarlos en ciertos órganos físicos. El corazón era el órgano de la razón, inteligencia y voluntad. Es tan profunda nuestra tendencia al pecado que solo la redención de Dios puede liberarnos.

Jeremías 17:2  como un recuerdo para sus hijos. Sus altares y sus imágenes de Asera[c] están junto a los árboles frondosos y en los collados altos,

Jeremías 17:3  en las montañas[d] y sobre el campo. Todos tus tesoros entregaré al pillaje por el pecado de tus lugares altos en todo tu territorio.

Las montañas : El monte Sion, donde estaba ubicado el templo de Jehová.

Jeremías 17:4  Perderás la heredad[e] que yo te di, y te haré servir a tus enemigos en tierra que no has conocido, porque en mi furor habéis encendido un fuego que arderá para siempre».[f]

Jeremías 17:5  [g]Así ha dicho Jehová: «¡Maldito aquel que confía en el hombre, que pone su confianza en la fuerza humana, mientras su corazón se aparta de Jehová!

Aquí se contrastan dos clases de personas: los que confían en el ser humano y los que confían en Dios. El pueblo de Judá confiaba en dioses falsos y en alianzas militares y no en Dios. Por lo tanto, fueron áridos y sin frutos. En contraste, los que confían en el Señor florecen como árboles plantados junto al agua. En tiempos difíciles, quienes confían en el ser humano se empobrecerán y serán débiles espiritualmente, así que no tendrán fuerzas a las que recurrir. Sin embargo, quienes confían en el Señor tendrán abundante fortaleza, no solo para sus necesidades, sino para las de los demás. ¿Está satisfecho de no llevar frutos o, como un árbol bien regado, tiene fuerzas para los tiempos de crisis y algo más para dar a otros mientras usted lleva fruto para el Señor?

Jeremías 17:6  Será como la retama en el desierto, y no verá cuando llegue el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada.

Jeremías 17:7  »¡Bendito el hombre que confía en Jehová, cuya confianza está puesta en Jehová!,

Jeremías 17:8  porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces. No temerá cuando llegue el calor, sino que su hoja estará verde. En el año de sequía no se inquietará ni dejará de dar fruto.[h]

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