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Isaías 6: Visión y vocación de Isaías

Isaías 6:10 Entorpece la mente de este pueblo; tápales los oídos y cúbreles los ojos para que no puedan ver ni oír, ni puedan entender, para que no se vuelvan a mí y yo no los sane.»[3]

Isaías 6:11 yo le pregunté: «¿Cuánto tiempo durará esto, Señor?» y él me contestó: «Hasta que las ciudades queden destruidas y sin ningún habitante; hasta que las casas queden sin gente, y los campos desiertos,

La décima parte (remanente) retornará del cautiverio. Un mero pedazo del tronco de un árbol hará que éste renazca como simiente santa de Dios.

¿Cuándo oiría el pueblo? Solo cuando llegaran al final y no tuvieran a quien recurrir más que a Dios. Esto sucedería cuando ejércitos invasores destruyeran la tierra y se llevara a la gente al cautiverio. La décima parte quizás se refiera a los que se quedaron en la tierra después del cautiverio o a los que regresaron de Babilonia para reconstruir la nación. Ambos eran aproximadamente una décima parte de la población total. ¿Cuándo oiremos a Dios? ¿Debemos acaso, al igual que Judá, pasar por calamidades antes de escucharlo? Considere lo que quizás El le esté diciéndole y obedézcalo antes de que se le acabe el tiempo.

Isaías 6:12 y el Señor haga salir desterrada a la gente, y el país quede completamente vacío.

Isaías 6:13 y si aún queda una décima parte del pueblo, también será destruida, como cuando se corta un roble o una encina y solo queda el tronco.» Pero de ese tronco saldrá un retoño sagrado.

Isaias

Arboles y profetas poseen al menos una característica en común importante: ambos se plantan para el futuro. Aun así, a menudo se pasan por alto a los árboles y profetas jóvenes. Isaías es uno de los mejores ejemplos de esto. La gente de su tiempo podía haberse salvado por sus palabras. Sin embargo, no quiso creer. Con el paso de los siglos, sin embargo, las palabras de Isaías se han proyectado sobre toda la historia.

Isaías estuvo activo como profeta durante los reinados de cinco reyes, aunque no se proponía ser profeta. En la época que murió el rey Uzías, lo designaron escriba del palacio real de Jerusalén. Era una profesión respetable, pero Dios tenía otros planes para su siervo. La narración de Isaías acerca del llamado de Dios deja muy pocas dudas acerca de lo que motivó al profeta durante la siguiente mitad del siglo: Su visión de Dios fue inolvidable.

El encuentro con Dios impactó para siempre el carácter de Isaías. Reflejó al Dios que representaba. Los mensajes de Isaías, algunos consoladores y otros de confrontación, son tan distintos que algunos se han preguntado si acaso no pertenecen a diferentes escritores. El testimonio de Isaías es que los mensajes procedían del Unico capaz de ser perfecto en justicia y en misericordia: Dios mismo.

Cuando llamó a Isaías para ser profeta, Dios no lo alentó con predicciones de gran éxito. Le dijo que el pueblo no lo escucharía. Pero tenía que hablar y escribir sus mensajes de todas formas ya que a la larga alguien sí lo oiría. Dios comparó a su pueblo con un árbol que debe talarse para que otro nuevo crezca de las viejas raíces.

Nosotros, que somos parte de ese futuro, podemos ver cuántas de esas promesas que Dios nos dio mediante Isaías se han cumplido en Jesucristo. Además, también tenemos la esperanza de saber que Dios está activo en toda la historia, incluyendo la nuestra.

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