El estado de cosas era tal que la pequeña comunidad judía parecía haber venido de Babilonia para encontrar su tumba en Sion. El profeta no puede ocultar su preocupación y su desilusión. También Hageo asociaba la crisis económica y material con una grave situación de corrupción espiritual. Sin embargo, cuando no parece haber ningún destello de esperanza, el profeta repite las palabras de Jehová para un minúsculo remanente que aun se aferra a su Dios: Pero el que se refugia en mí tendrá la tierra por heredad y poseerá mi santo monte. Es posible que en las palabras del versículo 12 se aluda al sacerdote Eliasib que había llegado a disponer del área del monte del templo en Jerusalén como su propiedad privada.
Consuelo para los oprimidos
El versículo 14 constituye la continuación de las palabras de Jehová en la sección anterior. En lugar de él dirá, como tiene el Texto Masorético y traduce la RVA, la vocalización de la Vulgata que es también propuesta por la Stuttgartensia permite traducir: Entonces diré. Jehová ha prometido a los que se refugian en él darles la tierra por heredad. Ahora él se presta a intervenir directamente para que esta promesa sea realidad.
A pesar de habitar en las alturas y en santidad, se abre camino para reencontrarse con los anhelos y expectativas de su pueblo, porque él está con el de espíritu contrito y humillado para vivificar el corazón de los oprimidos.
En los versículos 16-18, haciendo eco de Genesis 6:3, Jehová se propone condescender con su pueblo, a pesar de sus fracasos y frustraciones, ya que sus objetivos no son para que su pueblo perezca ante las justas demandas de su Dios, sino que halle una tregua y experimente la bendición divina a pesar de su iniquidad. Entonces expresa estas palabras llenas de amor y condescendencia: He visto sus caminos, pero lo sanaré…. Estas palabras son enfatizadas en el versículo 19: Yo lo sanaré.
¿En qué consiste, o en qué se basa esta sanidad nacional que se anuncia? En una nueva actitud que surgiría en el corazón de los judíos, tanto los que están lejos (los que están en Babilonia) como los que están cerca (en la tierra de Judá y en Jerusalén). De este cambio en el corazón surgiría un nuevo diálogo, una nueva manera de hablar, un nuevo mensaje cívico, que se resume en la palabra: Paz. La repetición de la palabra paz (shalom ) confirma la autenticidad de esta nueva actitud y la extensión de sus efectos. El profeta vislumbra un avivamiento en el pueblo de Dios, más allá del área del monte santo y de las fronteras del minúsculo territorio de Judá.
Sin embargo, este avivamiento no cubrirá con sus frutos de bendición a los impíos, quienes son como el mar agitado que no puede estar quieto y cuyas aguas arrojan cieno y lodo. Con estas palabras es posible que el profeta alude a las acusaciones ruines y a las intrigas de los samaritanos y sus aliados judíos contra el remanente del pueblo de Dios. Para ellos definitivamente no habrá paz. Ellos no podrán resistir el movimiento de pacificación que se avecina, el cual tendrá recursos tan poderosos como para imponerse a pesar de todo el poderío de la impiedad. Posiblemente se alude aquí a las reformas de Nehemías, las cuales el mismo Nehemías respaldó con su ejemplo. La historia registra la incapacidad de los enemigos de dentro y de fuera para boicotear sus gestiones de paz.
El sabado día de reposo Desde la antigüedad se celebra el sabat en Israel. Dios descansó el séptimo día, que es el sábado. Empieza el viernes por la noche, cuando el sol se pone, y termina el sábado cuando el sol se pone.