Isaías 54: Sion bajo el pacto restaurado

Sion bajo el pacto restaurado

Los primeros versículos del cap. 54 parecen continuar directamente las ideas que aparecen en el primer versículo del cap. 50. Allí Jehová cuestiona a aquellos de su pueblo que proclaman que ya no existe un pacto de amor entre Jehová e Israel; que el pacto ha sido roto por iniciativa de Jehová; que Israel ahora vive por su cuenta, sin tener que responder a nadie de su devenir histórico. Allí Jehová, echando mano de los mismos recursos retóricos de sus enemigos, les dice: ¿Dónde está la carta de divorcio de vuestra madre, con la cual yo la he repudiado…?. La respuesta que está sobrentendida es: “No hay.” Y no hay, simplemente porque Jehová jamás abandonó a Israel de manera que dejara de ser su pueblo o su proyecto de pueblo. Prueba de ello es que sus enviados, los profetas, comunican a Israel la palabra de Jehová que se refiere a ellos diciendo: mi pueblo, mis hijos, mis testigos, mi escogido, siervo mío.

Lo que ha sucedido con Israel de parte de Jehová ni siquiera puede catalogarse como abandono u olvido de su pueblo, porque aun a la cautividad fue con ellos, y volvió con ellos de allá, protegiéndolos por delante y por detrás. Lo que ha sucedido con Israel de parte de Jehová es algo que ningún otro Dios hizo jamás con su pueblo: someter a toda la nación a dura disciplina por razones de ética y de justicia.

Ahora, en 54:1, el profeta retoma la analogía del pueblo de Israel como la esposa de Jehová. No debemos exprimir demasiado las figuras retóricas en nuestra interpretación del texto. Lo que este versículo quiere decir gira alrededor de un juego de conceptos deducido de un refrán popular: … más son los hijos de la desolada que los de la desposada.

Mientras el refrán popular expresa un hecho social del proletariado, en el sentido de que la prole crece en los estratos sociales de recursos más limitados, su uso por el profeta expresa una expectativa de que la población de la tierra de Judá que representa la desolada, se incrementará mucho más de la que queda en Babilonia. Esta última representa a la desposada (beuláh, poseída por un “baal”, es decir por un Señor o marido), la que fuera conquistada y guardada en seclusión por su amor y Señor, sea asirio, babilónico o persa, Por eso, personificando a Sion en una mujer estéril, le dice: ¡Alégrate…!, porque de pronto se va a llenar de hijos, que representan sus habitantes. De este modo, va a ser necesario ensanchar su emplazamiento territorial hasta que sea un hecho que sus descendientes lleguen a ocupar sus territorios que habían sido tomados por gentes de las naciones de alrededor y habiten las ciudades desoladas. De esta manera, el pasado vergonzante en que Israel experimentó el dominio de Egipto, de Asiria o de Babilonia quedará olvidado. De nuevo, aquí viudez significa abandono, desolación, pues hay que tener en mente siempre este principio hermenéutico: No hay que exprimir demasiado las analogías. De lo contrario, a partir de este pasaje llegaríamos a estar hablando del tema de la muerte de Dios. De esto nos salva el versículo  5, que dice: Porque tu marido es tu Hacedor. Tu Redentor, el Santo de Israel será llamado Dios de toda la tierra. Los versículos 6-8 amplifican mejor los detalles de la analogía.

En los versículos 9, 10 se introduce, relacionado con la analogía anterior, el concepto del pacto de amor de Dios con Israel, el cual va a ser restaurado después de un breve momento de abandono que representa el cautiverio babilónico. Este pacto se describe en la analogía del pacto con Noé, del cual en Génesis 9:11 dice el Señor: Yo establezco mi pacto con vosotros. Ninguna carne volverá a ser exterminada jamás… Este pacto se basa en la eterna compasión de Dios por su pueblo Israel.

En los versículos 11-17 se describe la gloria de Sion bajo el pacto restaurado. Las palabras del versículo  11 parecen referirse más concretamente a Jerusalén, y su esplendor y riqueza inspiran, sin lugar a dudas, la visión de la Jerusalén celestial, la esposa del Cordero, en Revelaciones 21:9-27. Sion, en medio de todas las naciones, tendrá acceso a Jehová, como para que sus hijos, sus habitantes, sean enseñados directamente por él. Esto, a su vez, se reflejará en su impacto en las naciones, como dice Revelaciones 21:24 : Las naciones andarán a la luz de ella….

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