Isaías 50:1 Así dice el Señor: ¿Dónde está esa carta de divorcio con la que repudié a vuestra madre? ¿O a cuál de mis acreedores os vendí? He aquí, por vuestras iniquidades fuisteis vendidos, y por vuestras transgresiones fue repudiada vuestra madre.
Dios continúa respondiendo a la queja de haber abandonado a Israel.
Isaías 50:2 ¿Por qué cuando vine no había nadie, y cuando llamé no había quien respondiera? ¿Acaso es tan corta mi mano que no puede rescatar, o no tengo poder para librar? He aquí, con mi reprensión seco el mar, convierto los ríos en desierto; sus peces hieden por falta de agua, mueren de sed.
Dios prometió pelear por Israel, pero este se vendió al pecado causándose sus propios problemas. «¿Se ha acortado mi mano?» significa: «¿No tengo yo poder para ayudarlos?» Israel se olvidó de Dios y confió en la ayuda de otras naciones. Dios no rechazó a Israel, sino que Israel lo rechazó a El.
Isaías 50:3 Yo visto de negrura los cielos, y hago de cilicio su cobertura.
Isaías 50:4 El Señor Dios me ha dado lengua de discípulo, para que yo sepa sostener con una palabra al fatigado. Mañana tras mañana me despierta, despierta mi oído para escuchar como los discípulos.
El tercer cántico del Siervo. Desde un punto de vista histórico, muchos ven en este siervo no identificado a Zorobabel en su papel de líder y maestro en la etapa post-exílica; otro prototipo de Cristo.
Isaías 50:5 El Señor Dios me ha abierto el oído; y no fui desobediente, ni me volví atrás.
Uno de los dones que Jehová el Señor le dio al Siervo (Cristo) fue lengua de sabios , la capacidad de comunicar con efectividad el mensaje que le había sido dado. No fui rebelde : Define su sumisión a la estrategia de Dios
Isaías 50:6 Di mis espaldas a los que me herían, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba; no escondí mi rostro de injurias y esputos.
Esta es una clara profecía sobre el sufrimiento vicario de Cristo. Mateo alude en tres ocasiones a este versículo
Isaías 50:7 El Señor Dios me ayuda, por eso no soy humillado, por eso como pedernal he puesto mi rostro, y sé que no seré avergonzado.
El Siervo se muestra triunfador, al hablar de sí mismo como alguien que ha ganado una gran batalla legal con la ayuda de Dios. Lucas alude de manera semejante a la firmeza de Cristo en vísperas de su viaje a Jerusalén
Isaías 50:8 Cercano está el que me justifica; ¿quién contenderá conmigo? Comparezcamos juntos; ¿quién es el enemigo de mi causa? Que se acerque a mí.
Isaías 50:9 He aquí, el Señor Dios me ayuda; ¿quién es el que me condena? He aquí, todos ellos como un vestido se gastarán, la polilla se los comerá.
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