Isaías 40:1 2. Segunda sección: mensaje de consuelo a Israel (40.1–55.13) Jehová consuela a Sión «¡Consolad, consolad[a] a mi pueblo!», dice vuestro Dios.
Consolaos , pueblo mío : El capítulo 40 marca una transición en la profecía, preparando el camino para el resto del libro de Isaías. Los capítulos 1-39 tratan predominantemente de profecías y oráculos contra la desobediente Judá, Israel y las naciones paganas. Comenzando con el capítulo 40, Isaías profetiza el retorno de la cautividad de Jacob/Israel y se ocupa principalmente del tema de la paz, el consuelo, la venida del Mesías y su futuro reino. Algunos especialistas ven en el cambio de tema también un cambio de autor. Ello no parece probable. [private]
El libro de Isaías hace un cambio dramático en este punto. Los siguientes capítulos hablan de la majestad de Dios, quien viene a gobernar la tierra y juzgar a todas las personas. Volverá a reunir a Israel y a Judá y los restaurará a su gloria. En vez de advertir a la gente del juicio inminente, Isaías ahora los consuela. El capítulo 40 se refiere a la restauración después del exilio. Ciro es el instrumento de su liberación de Babilonia. En segundo lugar, mira hacia los tiempos finales cuando «Babilonia», futuro sistema mundial del mal, será destruida y terminará la persecución del pueblo de Dios.
Isaías 40:2 Hablad al corazón[b] de Jerusalén;[c] decidle a voces que su tiempo es ya cumplido,[d] que su pecado está perdonado, que doble ha recibido de la mano de Jehová[e] por todos sus pecados.[f]
Jerusalén . . . que su tiempo es ya cumplido : Aquí se señala la nueva situación en que se halla Jerusalén, en comparación con los capítulos anteriores. Isaías se está refiriendo a la etapa posterior a su caída en el 587 a.C., aunque ello acontecerá cien años más tarde.
Judá aún tendría cien años de problemas antes de la caída de Jerusalén, más setenta años de cautiverio. Por lo tanto, Dios le dice a Isaías que hable con ternura y que consuele a Jerusalén. Las semillas del consuelo pueden arraigarse en el suelo de la adversidad. Cuando su vida parezca que se desmorona, pida a Dios que lo consuele. Quizás no escape de la adversidad, pero encontrará el consuelo de Dios en medio de ella. Algunas veces, sin embargo, el único consuelo que tenemos radica en el conocimiento de que algún día estaremos con Dios. Agradezca el consuelo y el aliento que se encuentran en su Palabra, presencia y pueblo.
Isaías 40:3 Voz que clama[g] en el desierto:[h] «¡Preparad un camino a Jehová; nivelad una calzada en la estepa a nuestro Dios!
Se presenta a Dios como retornando a Jerusalén desde Arabá. El juicio que pende sobre Jerusalén lo había hecho partir. Mateo 3:3 aplica el versículo 3 a Juan el Bautista, quien anuncia la venida de Cristo. Esto indica claramente que la venida final de Dios tendrá lugar por medio del Mesías y en una Jerusalén completamente diferente.
Preparar un camino y enderezar calzada significa quitar los obstáculos o extender la alfombra roja para la llegada del Señor. El desierto es una ilustración de las pruebas y los sufrimientos de la vida, a los que no somos inmunes. Pero estas cosas no deben obstaculizar nuestra fe. Isaías dijo al pueblo que se preparara para ver la obra de Dios. Juan el Bautista utilizó estas palabras cuando exhortó a la gente a prepararse para la llegada del Mesías