Isaías 30:30 Y el Señor hará oír la majestad de su voz, y dejará ver el descenso de su brazo con furia de ira y llama de fuego consumidor, con turbión, aguacero y piedra de granizo.
Isaías 30:31 Porque a la voz del Señor, Asiria se aterrará cuando El hiera con la vara.
Isaías 30:32 Y cada golpe de la vara de castigo que el Señor descargue sobre ella, será al son de panderos y liras; y en batallas, blandiendo armas, El peleará contra ellos.
Isaías 30:33 Porque Tofet está preparado desde hace tiempo, ciertamente, ha sido dispuesto para el rey. El lo ha hecho profundo y ancho, una pira de fuego con abundante leña; el soplo del Señor, como torrente
Profecías contra los que confían en Egipto
En los versículos 1-17 viene una serie de profecías que reflejan un incremento de las actividades políticas que el profeta condenaba. En 29:15 los planes de los del partido pro Egipto todavía pretendían ser secretos. Ahora han alcanzado el plano de la ejecución de los planes: concretamente la alianza con Egipto para tener su respaldo a la rebelión contra Asiria, que el profeta señalaba como contraria a los planes del Señor para su pueblo.
En los versículos 2-5 el profeta describe la partida de los embajadores hacia Egipto y su llegada a la ciudad de Tanis y de Hanes y prevé una gran desilusión. Aunque el protocolo de la alianza fuera llevado a cabo, al final Egipto no les serviría de nada. Al contrario, sólo les traería vergüenza y afrenta.
En los versículos 6 y 7 aparece una profecía que amplía lo expresado en los versículos 2-5: que los egipcios darían ayuda vana y vacía. El profeta llama a Egipto con dos nombres simbólicos: Primero lo llama Bahamot Néguev, y al final lo llama Rahab.
El primer nombre ha sido traducido por la RVA literalmente, siguiendo la tradición de ReinaValera: los animales del Néguev. Pero es evidente que en este caso Néguev no es el desierto al sur de Israel, sino que la palabra es usada en su sentido original para referirse al “sur” (pues Egipto está al sudoeste de Israel). Igualmente, Bahamot no es el plural de behemáh, “animal”, sino el Behemot, un animal descrito en términos poéticos y semimitológicos en Job 40. Pero se trata de un animal conocido: el hipopótamo. Uno de los nombres del hipopótamo en egipcio antiguo se escribe así Behemot. Esta palabra se lee Peejamut, es decir, Behemot, y se traduce literalmente “toro de agua”. Observe que en Job 40:15 se dice que el Behemot come hierba como el buey. En árabe se le llama “caballo del Nilo”, y su nombre “hipopótamo” significa en realidad “caballo del río” (del río Nilo, su principal habitáculo).
El profeta parece comunicar un juego de ideas. El toro era un símbolo del rey de Egipto, pero aquí indirectamente lo califica como “de agua”, describiendo a Egipto como el hipopótamo, un animal enorme, pero pesado y lento de movimientos. Acudir a este ótamo” resultaría en que todos serían defraudados por un pueblo que no les servirá de nada.
El segundo nombre, Rahab, completa la expresión de lo que el profeta tiene en mente. Rahab, como lo indica la nota de la RVA, significa “arrogante”, y el objeto de la arrogancia de Egipto siempre ha sido su río, el Nilo. En Job 26:12 y 13 parece aludirse al Nilo cuando se habla de la serpiente furtiva con que se describe a Rahab, pero en 30:7 se le da un adjetivo a Rahab: la inutilizada (“paralizada”).