El “hombre” que se menciona en 4:1 ni siquiera representaría lo más bajo o degradante del pueblo de Judá, sino del pueblo invasor que ejecuta el juicio de Dios. Esta sería una situación completamente anormal que viene a subrayar el grado de la humillación de las mujeres de la nobleza judía.
¿Por qué traerá el Señor juicio contra las mujeres? ¿No serían éstas libradas del castigo y de la humillación por el hecho de ser mujeres? Es que el Señor no soporta su altivez entre los pobres de su pueblo (3:16). Recordemos que según Isaías, el día de Jehová es el día cuando sólo Jehová será enaltecido.
¿Por qué un juicio tan radical? El versículo 8 dice: … pues la lengua de ellos y sus obras son contrarias a Jehová y desafían la presencia de su majestad.
Señales de desintegración nacional
1. Los hombres de inexperiencia toman los puestos de liderazgo (versículos 2, 3).
2. La ausencia de liderazgo (versículos 5, 7).
3. El abandono de los ideales espirituales (versículos 8, 9).
4. La explotación de los recursos físicos y humanos (versículo 10).
5. La pérdida de influencia y respeto hacia las mujeres (versículos 16-24).
6. La desolación que acompaña la tragedia (versículos 25, 26).
Israel era pueblo perteneciente al tronco étnico semita. Su historia queda reflejada en las Sagradas Escrituras, especialmente en los libros del AT. Lo formaron los descendientes de Abraham, que emigró de Caldea. En Canaán los israelitas llevaron una vida nómada y pastoril, hasta que el hambre los obligó a emigrar a Egipto. Esclavizados por los faraones de la Dinastía XIX, regresaron a Canaán, organizándose desde aquel momento en una teocracia, fundada en la ley religiosa y moral que se promulgó en el monte Sinaí. Conquistado el país de Canaán, se lo distribuyeron en las doce tribus integrantes del pueblo. Primeramente fueron gobernados por los jueces. Establecida la monarquía, se suceden los reinados de Saúl, David, quien conquistó Jerusalén, convirtiéndola en capital del reino y Salomón (959-929), época culminante del pueblo de Israel. A la muerte de Salomón, los israelitas se dividieron en dos reinos: el de Israel y el de Judá. El reino de Israel cayó en poder de los asirios, y el de Judá en poder de los babilonios, quienes deportaron a los judíos a Babilonia.
El reino y el pueblo de Israel fueron absorbidos con los habitantes de Asiria, en cambio los judíos mantuvieron su identidad. Fueron liberados por los persas, pasando sucesivamente a poder de Alejandro, Siria y Egipto.
En el reino del Norte (Israel) hubo nueve dinastías, con un total de 19 reyes. En el reino del Sur (Judá) hubo una dinastía, la de David, con un total de 20 reyes.
El reino de Israel duró desde el año 933 hasta 721, es decir un total de 212 años. El reino de Judá duró desde el año 933 hasta el 606 a. de J.C. es decir 327 años.La secesión de las diez tribus fue por «ordenación de Jehová» como castigo por la apostasía de Salomón y como lección para Judá.
Qué capítulo más tremendo! Pareciera que las palabras del profeta se hubieran escrito en nuestro tiempo. ¿Quién puede negar que la realidad que nos presenta el profeta no es cierta en nuestro tiempo?¿A qué se debe tanto descontento en las masas? La respuesta es obvia. Muchos pueblos tienen malos dirigentes, gobiernos tiranos, ególatras. Se cometen tantos abusos a través del poder. Se aplican mal las leyes; hay explotación del hombre por el hombre. Estamos viviendo en una sociedad de consumo, en donde los valores morales y la dignidad de las personas no se toman en cuenta para nada. Los políticos ofrecen «el oro y el moro» a los electores y cuando llegan al poder se olvidan de las promesas hechas. El poder judicial está corrompido. Existe mucha injusticia, se favorece al poderoso y se menosprecia al pobre con la aplicación de leyes injustas.