Entonces Pilato, oyendo decir, Galilea, preguntó si el hombre era galileo. Y al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que en aquellos días también estaba en Jerusalén. Herodes, viendo a Jesús, se alegró mucho, porque hacía tiempo que deseaba verle; porque había oído muchas cosas acerca de él, y esperaba verle hacer alguna señal. Y le hacía muchas preguntas, pero él nada le respondió. Y estaban los principales sacerdotes y los escribas acusándole con gran vehemencia. Entonces Herodes con sus soldados le menospreció y escarneció, vistiéndole de una ropa espléndida; y volvió a enviarle a Pilato. Y se hicieron amigos Pilato y Herodes aquel día; porque antes estaban enemistados entre sí. Lucas 23: 6-12
No en vano Pilato era un oficial romano experimentado: vio sus intenciones, y no tenía ningunas ganas de complacerlos. Pero tampoco los quería ofender. Se les había escapado decir que Jesús era galileo; o lo habían dicho para añadir leña al fuego, porque Galilea era « la cuna de los rebeldes». Pero aquello le ofrecía a Pilato una salida de escape. Galilea era la jurisdicción de Herodes Antipas, que se encontraba casualmente en Jerusalén, probablemente para cumplir la Pascua. Así es que Pilato le remitió el caso a Herodes. Herodes era una persona a la que Jesús no tenía nada que decir. ¿Por qué?
(i) Herodes consideraba a Jesús un mero espectáculo, y Jesús era el Rey al que había que someterse. El famoso maestro estoico griego Epicteto solía lamentar que había gente que venía de todo el mundo a sus clases para verle, como si fuera una estatua, y no para aceptar y poner en práctica sus enseñanzas. Jesús no es sólo una figura que vale la pena contemplar, sino el Maestro que nos enseña a vivir victoriosamente.
(ii) Herodes tomó a Jesús a broma: se burló de Él, y le vistió de una ropa de rey para reírse de Él. Para decirlo de otra manera: se negó a tomar a Jesús en serio. Se le mostró a su corte como una curiosidad divertida, y nada más. Y lo trágico es que, todavía, la inmensa mayoría de la gente se niega a tomar a Jesús en serio. Si no fuera así, prestarían más atención a su Palabra.
(iii) El versículo 11 se puede traducir: « Herodes y sus soldados trataron a Jesús con desprecio.» Y también: « Herodes, con sus soldado detrás, pensó que Jesús no tenía ninguna importancia.» Es decir: seguro en su puesto como rey, con la fuerza que le daba su guardia, pensó que ese carpintero Nazareno no tenía la menor importancia. Y aún hay muchos que, consciente o inconscientemente, llegan a la conclusión de que Jesús no tiene ninguna importancia, que es un elemento que se puede omitir en la vida. No le dan lugar en su corazón ni influencia en sus vidas, y creen que se pueden pasar sin Él. Para un cristiano, lejos de no tener ninguna importancia, Jesús es el más importante de todo el universo.