(v) Era un centro de superstición pagana. Era famoso por los amuletos que se conocían como «las fórmulas efesias», que garantizaban la seguridad en un viaje, tener hijos a los estériles, éxito en el amor y en los negocios. Había personas que venían de muy lejos para comprar esos pergaminos mágicos que luego llevaban corno amuletos.
(vi) La mayor gloria de Éfeso era el templo de Artemisa, a la que los romanos llamaban Diana. Este templo era una de las Siete Maravillas del Mundo. Tenía 425 pies de largo por 220 de ancho y 60 de alto. Tenía 127 pilares, cada uno regalo de un rey, de reluciente mármol pario, 36 de ellos con incrustaciones y adornos de oro. El altar mayor había sido esculpido por Praxiteles, el más famoso de los escultores griegos. La imagen de Artemisa no era precisamente hermosa; era negra, achaparrada, con muchos senos que representaban la fertilidad; era tan antigua que nadie sabía de dónde había venido ni de qué material estaba hecha. Se decía que había caído del cielo.