Hechos 18: En la peor de las ciudades

Por entonces fue cuando llegó a Éfeso un cierto judío que se llamaba Apolos y -era de Alejandría. Era muy elocuente, y conocía las Escituras afondo. Había recibido enseñanza acerca del Camino-del Señor. Era un entusiasta, y hablaba y enseñaba con exactitud la vida de Jesús; pero el único bautismo que conocía era el de Juan. Se puso a hablar con libertad y sin miedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le explicaron el Camino de Dios más a fondo. Como Apolos quería cruzar a Acaya, la comunidad cristiana le animó a hacerlo, y escribieron a los creyentes de allí para que le recibieran bien. Una vez en Acaya, fue de gran ayuda a los que se habían convertido por la gracia de Dios, porque se le daba muy bien rebatir a los judíos en discusiones públicas demostrando por las Escrituras que Jesús era el Mesías.

El Evangelio se describe aquí como el Camino del Señor. Uno de los nombres que se le dan en Hechos es el Camino (9:2; 19:9, 23; 22:4: 24:14, 22); lo que nos hace ver que el Evangelio es más que una doctrina: es una manera de vivir.

Apolo venía de Alejandría, donde había como un millón de judíos. Tan importantes eran allí que dos de los cinco barrios en los que se dividía la ciudad eran judíos. Alejandría era una ciudad muy culta. Los judíos alejandrinos creían que el Antiguo Testamento había que interpretarlo alegóricamente; es decir, que, además de un sentido histórico, tenía un sentido espiritual. Por eso Apolos sería de tal ayuda para convencer a los judíos: porque sabría encontrar a Cristo en todo el Antiguo Testamento, y demostrarles que el Antiguo Testamento anunciaba la venida de Cristo.

A pesar de todo eso, había algo que no sabía Apolos: no conocía más bautismo que el de Juan. Cuando lleguemos al próximo pasaje nos daremos cuenta de lo que eso quería decir; pero ya podemos decir que Apolos vería la necesidad de arrepentimiento y de reconocer a Jesús como el Mesías, pero no sabría la Buena Noticia de que Jesús es el Salvador de todo el género humano, y que es el Espíritu Santo Quien nos aplica esa Salvación aceptada por la fe. Sabía que Jesús había dejado a sus seguidores una tarea, pero no sabía cómo los ayudaba a cumplirla. Priscila y Aquila le instruyeron más completamente; y el resultado fue que Apolos, que ya conocía a Jesús como una gran figura histórica, llegó a conocerle como una presencia viva. Como predicador crecería incalculablemente.

En Efeso

Hechos 19 trata principalmente de las actividades de Pablo en Éfeso. Allí se detuvo más que en ningún otro sitio, casi tres años.

(i) Éfeso era el mercado de Asia Menor. En aquel tiempo, el comercio seguía la ruta de los ríos. Éfeso estaba en la desembocadura del Caístro, y por tanto controlaba la riqueza del interior de Asia Menor. Apocalipsis 18:12s nos da una descripción del comercio de Éfeso, ciudad que se conocía como «El Tesoro de Asia» y alguien ha llamado «La Feria de las Vanidades de Asia Menor».

(ii) Era donde se instalaba el tribunal del gobernador romano para juzgar los casos importantes en días señalados. Conocía por tanto la dignidad, la pompa y el poder romanos:

(iii) Era donde se celebraban los Juegos Panjónicos, que todo el país venía a presenciar. El ser presidente y organizador de estos juegos era uno de los honores más codiciados. Los que habían alcanzado esa dignidad se llamaban asiarcas, término que se usa en 19:31.

(iv) Éfeso era el refugio de los criminales. El templo de Diana tenía derecho de asilo; es decir, que cualquier criminal que llegaba al área alrededor del templo estaba a salvo. Por tanto, era inevitable que Éfeso se convirtiera en el hogar de los. criminales del mundo antiguo.

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