El sumo sacerdote que necesitábamos
¡Ese era el Sumo Sacerdote que necesitábamos! Uno que es santo, que jamás ha hecho daño a nadie, que es sin mancha, distinto de los pecadores y que está por encima del mismo Cielo. AL contrario de lo que pasaba con los otros sumos sacerdotes, Él no tiene por qué ofrecer sacrificio todos los días en primer lugar por sus propios pecados y luego por los del pueblo. Esto lo hizo de una vez para siempre cuando Se ofreció en Sacrificio a Sí mismo.
Porque la Ley nombraba sumos sacerdotes a hombres sujetos a debilidades; pero la palabra del juramento que ha venido después de la Ley ha nombrado a Uno que es Hijo y que está totalmente capacitado para ejercer su ministerio para siempre.
El autor de Hebreos continúa desarrollando el pensamiento de Jesús como Sumo Sacerdote. Empieza este pasaje usando una serie de grandes palabras y frases para describirle.
(i) Dice que Jesús es santo (hosios). Esta palabra se aplica a Jesús en Hechos 2:27 y 13:35; se usa del Señor en Apocalipsis 15:4 y 16:5; del obispo cristiano en Tito 1:8; de las manos que el hombre debe presentar a Dios en oración en 1 Timoteo 2:8. Esta palabra encierra una idea especial. Siempre describe a la persona que cumple fielmente su deber para con Dios. La describe, no tanto como les parece a sus semejantes, sino como es para Dios. Hosios contiene la más grande de todas las bondades, la que es pura a la vista de Dios.
(ii) Dice de Jesús que jamás ha hecho daño a nadie (ákakos, inocente fue quiere decir lo mismo- en R-V). Kakía es la palabra griega para maldad; por tanto, ákakos describe al que está tan libre de todo mal que no queda en él sino bondad. Describe a la persona en su comportamiento con sus semejantes. Sir Walter Scott pedía que se le reconociera que, como escritor, él no había corrompido la moralidad ni dañado la fe de nadie. El que es ákakos está tan limpio, que su presencia es como un antiséptico; y en su corazón no hay nada más que el amor misericordioso de Dios.
(iii) Dice que Jesús es sin mancha (amíantos). Amíantos describe a aquella persona que está totalmente libre de toda clase de defectos que pudieran impedirle acercarse a Dios. Una víctima que tuviera algún defecto ya no podía ofrecérsele a Dios; el hombre contaminado no podía acercarse a Él; sin embargo el que es amíantos está capacitado para entrar en Su presencia.
(iv) Dice que Jesús es distinto de los pecadores. Esto no quiere decir que Jesús no fuera realmente un hombre. Era distinto de los pecadores porque, aunque sufrió todas las tentaciones de un hombre, las venció a todas y se mantuvo sin pecado. La diferencia entre Él y cualquier hombre radica, no en que no fuera completamente humano, sino en que es el Único en el Que se encuentra perfecta la humanidad.
(v) Dice que Jesús está por encima del mismo Cielo. En esta frase expresa la exaltación de Jesús. Si la frase anterior presentaba la perfección de Su humanidad, ésta presenta la perfección de Su divinidad. El Que fue un hombre entre los hombres ha sido exaltado a la diestra de Dios, a la gloria que tuvo antes que el mundo fuese (Juan 17:5).
El autor de Hebreos introduce ahora otro aspecto en el que el sacerdocio de Jesús es infinitamente superior al levítico. Antes de ofrecer sacrificio por los pecados del pueblo, el sumo sacerdote tenía que ofrecerlo por sus propios pecados, porque él también era pecador.