Gén 32:28 Y el varón le dijo: No se dirá más tu nombre Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.
Israel puede significar «El príncipe con Dios», «El que lucha con Dios» o «Dios lucha». A pesar de sus debilidades de carácter, Dios celebra a Jacob por su tenacidad; él es un luchador. Como tal, Oseas lo ve como un modelo a imitar cuando se enfrentan dificultades o la necesidad de una transformación completa.
Gén 32:29 Entonces Jacob le preguntó, y dijo: Declárame ahora tu nombre. Y el varón respondió: ¿Por qué me preguntas por mi nombre? Y lo bendijo allí.
Dios dio nombres nuevos a muchos personajes de la Biblia (Abraham, Sara, Pedro). Los nuevos nombres expresaban cómo Dios había transformado sus vidas. El carácter de Jacob había cambiado. El engañador ambicioso se había convertido en Israel, el que luchó con Dios y venció.
Gén 32:30 Y llamó Jacob el nombre de aquel lugar, Peniel; porque dijo: Vi a Dios cara a cara, y fue librada mi alma.
Gén 32:31 Y cuando había pasado Peniel, le salió el sol; y cojeaba de su cadera.
Y cojeaba : Esto simboliza lo que costó en términos de pérdida de orgullo la transformación sufrida por el pueblo de Dios. Aunque el énfasis recae sobre la lucha sostenida por Jacob, su transformación personal es un importante elemento secundario.
Gén 32:32 Por esto no comen los hijos de Israel, hasta hoy día, del tendón que se contrajo, el cual está en el encaje del muslo; porque tocó a Jacob este sitio de su muslo en el tendón que se contrajo.
Esta costumbre no se menciona nunca más en la Escritura, pero sí aparece en posteriores escritos rabínicos
Este es uno de los relatos misteriosos de la Biblia. El varón es identificado por Oseas como un ángel. La importancia del relato reside en que revela la disposición de Jacob de enfrentarse a Dios en este momento de suprema necesidad. Jacob sabe que Dios ha querido bendecirlo y no se conforma con nada menos que con el total de su herencia. La tenacidad con que lucha hace que Jacob prevalezca de nuevo.
Jacob continúa hacia Canaán.
El regreso de Jacob a Canaán no se presenta con facilidad. Además de la distancia y el peligro de hostilidades de pobladores locales, Jacob tenía que encontrarse con Esaú de quién había huido 20 años antes. Esta situación complicaba la posibilidad de que Jacob llegara a Canaán y ponía en serio peligro la sobrevivencia de la familia. Pero, una vez más, Dios permite que su propósito se cumpla.
Reconciliación entre familiares Las peleas más amargas a veces acontecen entre familiares. Puede ser por asuntos económicos, como la herencia, o puede ser por diferencias ideológicas, políticas o de religión. Es triste ver a una familia dividida por asuntos que no son tan importantes como los lazos familiares.
Hace varios años había un señor que se casó y tuvieron tres hijos. La señora murió y después de otros tres años se casó de nuevo. Compró dos lotes más en el cementerio, y dijo que al morirse quería ser enterrado entre las dos esposas. Tuvieron diez hijos en el segundo matrimonio. Murió a los setenta y cinco años. Pero su viuda no quiso enterrarlo en el lote que él había escogido. Los hijos de la primera esposa insistieron, pero la viuda y los hijos de ella se opusieron. Se dividió la familia, y al fin compraron otros lotes en el cementerio para enterrar al señor, con un puesto a su lado para la segunda esposa. Durante años había rencor entre los hermanos, pero con el tiempo se iba menguando. Al morirse la segunda esposa, ya los hijos eran más unidos, y decidieron desenterrar al padre, enterrarlo en el lugar que él había indicado, y con la segunda esposa al otro lado. Todos los hijos quedaron contentos.