Gén 35:1 Dijo Dios a Jacob: Levántate y sube a Bet-el, y quédate allí; y haz allí un altar al Dios que te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.(A)
Gén 35:2 Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que con él estaban: Quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, y limpiaos, y mudad vuestros vestidos.
¿Por qué el pueblo tenía esos ídolos («dioses ajenos»)? A los ídolos a veces se les tenía más como amuletos para la buena suerte que como dioses. Algunos israelitas, aunque adoraban a Dios, tenían ídolos en sus casas, al igual que algunos cristianos hoy en día tienen amuletos para la buena suerte. Jacob creía que en medio de su familia no debía haber ídolos. No quería nada que cambiara el enfoque espiritual de la familia.
Jacob ordenó a su familia que destruyeran todos esos ídolos. Si no quitamos los ídolos de nuestra vida, pueden arruinar nuestra fe. ¿Qué ídolos tenemos? Un ídolo es cualquier cosa que ponemos antes que Dios. Los ídolos no tienen que ser objetos físicos; pueden ser pensamientos o deseos. Como Jacob, debemos comenzar de una vez a quitar los ídolos de nuestras vidas.
Gén 35:3 Y levantémonos, y subamos a Bet-el; y haré allí altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado.
Gén 35:4 Así dieron a Jacob todos los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas; y Jacob los escondió debajo de una encina que estaba junto a Siquem.
Jacob conocía la verdad, que más tarde sería codificada en el segundo mandamiento, de que Dios odiaba las imágenes y representaciones de sí mismo o de cualquier otro dios. Después los profetas denunciaron enérgicamente la utilización de imágenes en Israel. Mudad vuestros vestidos : Esta acción daba a entender un repentino cambio en el corazón, como sucedería con el bautismo cristiano, aunque los dioses ajenos habían sido escondidos debajo de algo cuidadosamente identificado como una encina. De ahí que el paganismo se mantenía profundamente arraigado en sus corazones.
Los dioses ajenos : Los zarcillos estaban aparentemente hechizados.
¿Por qué el pueblo le dio a Jacob sus zarcillos o aretes? Las joyas en sí no tienen nada de malo. Sin embargo, en tiempos de Jacob, la gente de las culturas vecinas llevaba aretes como amuletos de buena suerte que los guardara del mal. Los miembros de su familia tuvieron que deshacerse de todas las influencia paganas, incluyendo los recuerdos de dioses extraños.
Gén 35:5 Y salieron, y el terror de Dios estuvo sobre las ciudades que había en sus alrededores, y no persiguieron a los hijos de Jacob.
El terror de Dios puede que haya sido un desastre natural, una plaga, o simplemente un gran temor de los hijos de Jacob . La expresión normalmente aludía a cierto tipo de catástrofe atribuida al Señor. Dios continuó protegiendo a sus escogidos.
Gén 35:6 Y llegó Jacob a Luz, que está en tierra de Canaán (esta es Bet-el), él y todo el pueblo que con él estaba.
Gén 35:7 Y edificó allí un altar, y llamó al lugar El-bet-el,[a] porque allí le había aparecido Dios, cuando huía de su hermano.
Otra vez Jacob adoró a su Dios en el lugar donde se había encontrado con él muchos años antes.
Gén 35:8 Entonces murió Débora, ama de Rebeca, y fue sepultada al pie de Bet-el, debajo de una encina, la cual fue llamada Alón-bacut.[b]
Gén 35:9 Apareció otra vez Dios a Jacob, cuando había vuelto de Padan-aram, y le bendijo.