Gén 24:21 Y el hombre estaba maravillado de ella, callando, para saber si Jehová había prosperado su viaje, o no.
El espíritu de servicio de Rebeca se demostró de manera clara cuando rápidamente y de buena gana dio de beber a Eliezer y a sus camellos. Los baldes utilizados para sacar agua eran grandes y pesados. Un camello necesita mucha agua para satisfacer su sed (casi 100 litros por camello después de una semana de viaje). Eliezer comprendió que aquella era una mujer que iba más allá del deber. ¿Posee usted un espíritu de siervo? Cuando le pidan ayuda o cuando vea una necesidad, haga más de lo imprescindible.
Gén 24:22 Y cuando los camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez,
Un pendiente de oro para la nariz: Una pieza del adorno femenino, como son los aretes hoy en día
Gén 24:23 y dijo: ¿De quién eres hija? Te ruego que me digas: ¿hay en casa de tu padre lugar donde posemos?
Gén 24:24 Y ella respondió: Soy hija de Betuel hijo de Milca, el cual ella dio a luz a Nacor.
Gén 24:25 Y añadió: También hay en nuestra casa paja y mucho forraje, y lugar para posar.
Gén 24:26 El hombre entonces se inclinó, y adoró a Jehová,
Gén 24:27 y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de mi amo Abraham, que no apartó de mi amo su misericordia y su verdad, guiándome Jehová en el camino a casa de los hermanos de mi amo.
Guiándome Jehová en el camino : es una traducción literal. Podría ser interpretada como la exclamación extática del siervo: «¡El Señor me guió —a mí— directo a la casa!» Su respuesta inicial fueron unos momentos de gozosa adoración.
Tan pronto como el siervo de Abraham supo que su oración fue respondida, agradeció a Dios su bondad y guía. También Dios nos puede usar y guiar a nosotros, si es que estamos a su disposición como Eliezer. Y nuestra primera reacción deberá ser acción de gracias por habernos escogido para su servicio.
Gén 24:28 Y la doncella corrió, e hizo saber en casa de su madre estas cosas.
Gén 24:29 Y Rebeca tenía un hermano que se llamaba Labán, el cual corrió afuera hacia el hombre, a la fuente.
Gén 24:30 Y cuando vio el pendiente y los brazaletes en las manos de su hermana, que decía: Así me habló aquel hombre, vino a él; y he aquí que estaba con los camellos junto a la fuente.
Gén 24:31 Y le dijo: Ven, bendito de Jehová; ¿por qué estás fuera? He preparado la casa, y el lugar para los camellos.
Gén 24:32 Entonces el hombre vino a casa, y Labán desató los camellos; y les dio paja y forraje, y agua para lavar los pies de él, y los pies de los hombres que con él venían.
Gén 24:33 Y le pusieron delante qué comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho mi mensaje. Y él le dijo: Habla.
Gén 24:34 Entonces dijo: Yo soy criado de Abraham.
Gén 24:35 Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos.
Gén 24:36 Y Sara, mujer de mi amo, dio a luz en su vejez un hijo a mi señor, quien le ha dado a él todo cuanto tiene.
Gén 24:37 Y mi amo me hizo jurar, diciendo: No tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito;
Gén 24:38 sino que irás a la casa de mi padre y a mi parentela, y tomarás mujer para mi hijo.
Gén 24:39 Y yo dije: Quizás la mujer no querrá seguirme.