Gén 24:11 E hizo arrodillar los camellos fuera de la ciudad, junto a un pozo de agua, a la hora de la tarde, la hora en que salen las doncellas por agua.
El pozo, la fuente principal de agua del pueblo, estaba por lo general a las afueras de la ciudad en el camino principal. Muchas personas tenían que caminar uno o dos kilómetros por el agua. Sólo podían usar lo que podían llevar a casa. Los granjeros y pastores iban de los campos cercanos a sacar agua para sus animales. Era el mejor lugar para entablar amistades y platicar con los viejos amigos. Rebeca debe de haber ido al pozo dos veces al día a extraer agua para su familia.
Gén 24:12 Y dijo: Oh Jehová, Dios de mi señor Abraham, dame, te ruego, el tener hoy buen encuentro, y haz misericordia con mi señor Abraham.
Gén 24:13 He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones de esta ciudad salen por agua.
Gén 24:14 Sea, pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que habrás hecho misericordia con mi señor.
Normalmente, esta oración apuntaba a lo impredecible, pero ocasionalmente Dios puede honrarla, como hizo en este caso. El siervo conocía perfectamente que el Dios de Abraham era un Dios que hacía milagros; él había sido testigo de sus bendiciones a través de los años.
¿Era correcto que el siervo de Abraham le pidiera a Dios una prueba tan precisa? La «señal» que pidió no era fuera de lo común. La hospitalidad que se acostumbraba en esa época dictaba que las mujeres que estuvieran en el pozo debían ofrecer agua a los cansados viajeros, pero no a los animales. Eliezer simplemente le estaba pidiendo a Dios que le mostrara a una mujer que tuviera una verdadera actitud de servicio, alguien que fuera más allá de lo que se esperaba. El ofrecimiento de dar de beber a sus camellos indicaría esta clase de actitud. Eliezer no pidió una mujer de gran belleza o riqueza. Sabía de la importancia de tener un corazón justo. Y sabía la importancia de pedir ayuda a Dios para realizar su tarea.
Gén 24:15 Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual salía con su cántaro sobre su hombro.
Gén 24:16 Y la doncella era de aspecto muy hermoso, virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y llenó su cántaro, y se volvía.
Rebeca era bella físicamente, pero el siervo estaba buscando una señal que le revelara la belleza interior. La apariencia es importante para nosotros, y gastamos tiempo y dinero tratando de mejorarla. ¿Pero cuánto esfuerzo hacemos para desarrollar la belleza interior? La paciencia, la bondad y el gozo constituyen tratamientos de belleza que producen la verdadera hermosura: la interior.
Gén 24:17 Entonces el criado corrió hacia ella, y dijo: Te ruego que me des a beber un poco de agua de tu cántaro.
Gén 24:18 Ella respondió: Bebe, señor mío; y se dio prisa a bajar su cántaro sobre su mano, y le dio a beber.
Gén 24:19 Y cuando acabó de darle de beber, dijo: También para tus camellos sacaré agua, hasta que acaben de beber.
Gén 24:20 Y se dio prisa, y vació su cántaro en la pila, y corrió otra vez al pozo para sacar agua, y sacó para todos sus camellos.