Gén 22:22 Quesed, Hazo, Pildas, Jidlaf y Betuel.
Gén 22:23 Y Betuel fue el padre de Rebeca. Estos son los ocho hijos que dio a luz Milca, de Nacor hermano de Abraham.
Gén 22:24 Y su concubina, que se llamaba Reúma, dio a luz también a Teba, a Gaham, a Tahas y a Maaca.
El Pacto Abrahámico
Dios estableció su pacto con Abram cuando este vivía en Ur de los caldeos; le prometió tierra, descendientes y bendiciones. Abram viajó a Aram con su familia, permaneció allí por un tiempo, y partió a la edad de 75 años. Después que Lot se separó de Abram, de nuevo dios le prometió la tierra a él y sus descendientes. Este pacto fue ratificado cuando dios pasó entre los animales del sacrificio que Abram le había ofrecido. Cuando Abram cumplió los 99 años, dios renovó su pacto, y cambió su nombre por el de Abraham («padre de una multitud»). Signo del pacto: la circuncisión. Confirmación del pacto debido a la obediencia de Abraham.
El pacto abrahámico sirvió de fundamento a otros pactos:
- La tierra prometida en el pacto de Palestina
- La promesa de los descendientes ungidos en el pacto davídico
- La promesa de bendición en el «antiguo» y el «nuevo» pactos.
Esta sección sirve para ofrecer una lista de las tribus arameas y presenta el panorama que sirvió de trasfondo al regreso de Isaac a la familia de Abraham en busca de esposa.
Así como el llamado de Abram necesitó concretarse en el transcurso del tiempo y las circunstancias, también el pacto no era una realización instantánea ni estática. Se presentan circunstancias y situaciones que demandan decisiones trascendentes, entrega completa y por sobre todo fidelidad al propósito de Dios. Esta sección nos demuestra que Abraham permanece hasta su muerte fiel al pacto y activo en todo lo que le corresponde para la continuación de dicho pacto.
¿Qué prueba? La más grande prueba de fe que Dios haya impuesto sobre algún ser humano fue la petición a Abraham de sacrificar a su hijo amado Isaac. Todos los sueños que Abraham pudo haber tenido como hombre estaban acumulados en Isaac. ¿Cómo podía Dios hacerle semejante pedido? ¿No era por medio de este muchacho que Dios cumpliría su promesa de darle una gran descendencia? Abraham no cuestionó la orden del Señor, muy de mañana se levantó para cumplirla. En la mente y corazón de Abraham obedecer a Dios era más importante que sus propios sentimientos o sueños. Confiaba en que Dios iba a cumplir sus promesas aún sin Isaac. Nuestra fe en el plan y programa de Dios puede ser expuesta a semejantes pruebas y la pregunta de fondo es: ¿estamos dispuestos a obedecer al Señor?
(1) Dios prueba la fe de Abraham y confirma el pacto. Este es uno de los episodios más importantes en la vida del patriarca Abraham. Es la acción humana que más se acerca en imitación a la dádiva de Dios de su hijo unigénito en la cruz del Calvario. Varios aspectos del episodio nos orientan para tener una comprensión mejor de este acto de fe.
El Dios que provee 22:14
Jehová -jireh literalmente significa Jehová proveerá. La provisión del Señor en el monte Moriah es un símbolo de la escena que más tarde los Evangelios nos presentarán en el monte Calvario. En Moriah el Señor provee un cordero; en el Calvario el Señor provee a su Hijo unigénito en provisión por la culpa de nuestros pecados.
Primero vemos el pedido de prueba de Dios. Viene después de la expulsión de Ismael y de la obtención de una vida pacífica y próspera para Abraham en Beerseba, fruto de la alianza con Abimelec. Abraham, al igual que Job, no sabía que era una prueba. Para él fue un pedido de Dios que se tenía que obedecer. Prueba, en el pensamiento bíblico, es una demanda o una experiencia que Dios asigna al creyente con el propósito de fortalecer y madurar su fe. El objeto de la prueba es claramente identificado: Tu hijo, a tu único, a Isaac a quien amas. Recordemos que Isaac, nacido “fuera de tiempo”, era la única posibilidad de descendencia de Abraham. Ismael ya se había ido. La cuádruple identificación de Isaac lo hace inconfundible, angustioso e insustituible. El acto de la prueba era ofrecer a Isaac en holocausto, lo que terminaría con la vida de Isaac y con toda posibilidad de descendencia de Abraham. El lugar del sacrificio quedaba a tres días de viaje de Beerseba, aunque Dios no había especificado exactamente el monte. Todo esto demanda al extremo la obediencia incondicional de Abraham quien responde sin poner excusas o pedir más explicaciones.