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Génesis 18: Anuncio del nacimiento de Isaac

Gén 18:26 Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos.

Gén 18:27 Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza.

Gén 18:28 Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco.

Gén 18:29 Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta.

Gén 18:30 Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta.

Gén 18:31 Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte.

Gén 18:32 Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez.

Gén 18:33 Y Jehová se fue, luego que acabó de hablar a Abraham; y Abraham volvió a su lugar.

Jehová honró a Abraham revelándole su plan para destruir las ciudades malvadas, aunque a éste solamente le preocupaba la seguridad de su sobrino Lot. Habiéndose iniciado el proceso, Abraham demuestra su sentido del compañerismo con Dios interrogándole insistentemente. Está avanzando por el camino de la fe.

Principios de oración basados en la conversación de Dios con Abraham.

De la conversación de Dios con Abraham en el capítulo 18 surgen, al menos, tres principios importantes:

1) Descubrimos que la malvada Sodoma pudo haber sido perdonada a causa de 10 personas justas. De esto aprendemos que no es la presencia del mal lo que pone fin a la misericordia y a la benignidad de Dios, sino la ausencia del bien.

2) Aunque en ocasiones Dios nos inspira a orar, mostrándonos las cosas que habrán de acontecer, nuestra intercesión debe concordar con el carácter de Dios y su pacto con la humanidad. Así como Abraham, podríamos apelar a Dios para que preserve ante el mundo su nombre, honor y perfecta justicia.

3) Aunque frecuentemente medimos la capacidad de influir en otros en términos cuantitativos, la aritmética humana no puede ser utilizada para calcular el impacto de los justos. Dios salva a través de los muchos o de los pocos.

¿Acaso logró Abraham que Dios cambiara de planes? Claro que no. Lo más probable es que Dios hiciera cambiar a Abraham. Abraham sabía que Dios es justo y que castiga el pecado, pero quizás dudó de su misericordia. Parece ser que Abraham estaba probando a Dios para saber cuán misericordioso era. Aquella conversación con Dios lo convenció de que Dios era justo y misericordioso. Nuestras oraciones no pueden hacer cambiar de parecer a Dios, pero sí pueden hacernos cambiar a nosotros como cambió a Abraham. La oración es el medio a través del cual podemos comprender mejor la voluntad de Dios.

¿Por qué permitió Dios que Abraham cuestionara su justicia e intercediera por una ciudad malvada? Abraham sabía que Dios debía castigar el pecado, pero sabía por experiencia propia que Dios es misericordioso con los pecadores. Dios sabía que ni siquiera había diez hombres justos en la ciudad; sin embargo, fue tan misericordioso que permitió que Abraham intercediera. Además fue igualmente misericordioso al ayudar a Lot, el sobrino de Abraham, a salir de Sodoma antes de que fuera destruida. Dios no se goza al destruir al malo, pero debe castigar el pecado. Es justo y misericordioso. Debemos estar agradecidos de que la misericordia de Dios se extienda hacia nosotros.

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