Gén 16:6 Y respondió Abram a Sarai: He aquí, tu sierva está en tu mano; haz con ella lo que bien te parezca. Y como Sarai la afligía, ella huyó de su presencia.
Sarai descargó su ira contra Agar. El trato fue tan cruel que provocó que Agar huyera. La ira especialmente cuando surge de nuestras propias fallas, puede ser peligrosa.
Gén 16:7 Y la halló el ángel de Jehová junto a una fuente de agua en el desierto, junto a la fuente que está en el camino de Shur.
Agar estaba huyendo a su casa en Egipto; el ángel la encontró a mitad de camino.
Gén 16:8 Y le dijo: Agar, sierva de Sarai, ¿de dónde vienes tú, y a dónde vas? Y ella respondió: Huyo de delante de Sarai mi señora.
Agar estaba huyendo de su ama y de su problema. El ángel del Señor le aconsejó: que regresara y enfrentara a Sarai, la causa de su problema, y que se sujetara a ella.
Esto incluía la necesidad de rectificar su actitud hacia Sarai, aunque estuviera justificada. El huir de nuestros problemas muy rara vez los resuelve. Es sabio regresar a nuestros problemas, enfrentarlos, aceptar la promesa de ayuda de Dios, corregir nuestras actitudes y actuar como debemos.
Gén 16:9 Y le dijo el ángel de Jehová: Vuélvete a tu señora, y ponte sumisa bajo su mano.
Gén 16:10 Le dijo también el ángel de Jehová: Multiplicaré tanto tu descendencia, que no podrá ser contada a causa de la multitud.
Gén 16:11 Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción.
Gén 16:12 Y él será hombre fiero; su mano será contra todos, y la mano de todos contra él, y delante de todos sus hermanos habitará.
Los ismaelitas vagarían libremente por el desierto, a menudo en conflicto con otros grupos. Los árabes actuales reclaman ser descendientes de Ismael; sus hermanos son los israelitas.
Gén 16:13 Entonces llamó el nombre de Jehová que con ella hablaba: Tú eres Dios que ve; porque dijo: ¿No he visto también aquí al que me ve?
El Dios que ve : En una visión los hebreos no distinguían un «ángel de Dios» de Dios mismo. Las teofanías (manifestaciones de Dios) se producían a menudo por medio de ángeles.
Hemos observado a tres personas cometer errores graves: Sarai, que tomó el asunto en sus propias manos y dio una sierva a Abram; Abram, el que llevó a cabo el plan pero que, cuando las cosas empezaron a marchar mal, se negó a participar en la resolución del problema; y Agar, que huyó del problema.
A pesar de esta caótica situación, Dios demostró que siempre puede hacer que las cosas ayuden a bien. Sarai y Abram aun así recibieron el hijo que tan desesperadamente anhelaban, y Dios resolvió el problema de Agar a pesar de la negativa de Abram a meterse en la solución del problema. Ningún problema es demasiado complicado para Dios si uno está dispuesto a permitirle que lo ayude.
Gén 16:14 Por lo cual llamó al pozo: Pozo del Viviente-que-me-ve. He aquí está entre Cades y Bered.
Gén 16:15 Y Agar dio a luz un hijo a Abram, y llamó Abram el nombre del hijo que le dio Agar, Ismael.