Sacrificios en las principales solemnidades.
Los autores suelen hacer hincapié en las divergencias existentes entre las prescripciones de Ezequiel aquí expuestas y las tradicionales mosaicas. De nuevo tenernos que repetir que el gran profeta no hace sino idealizar el futuro culto en la nueva teocracia. Nunca sus prescripciones se pusieron por obra en contra de las tradicionales. Debemos, pues, atender al simbolismo que entraña la nueva organización propuesta por Ezequiel, como lo hemos hecho al estudiar la estructura del nuevo templo por él diseñado. El profeta habla de los futuros sacrificios siempre con la preocupación ritualista de la pureza.
El primero de todos es el del primer día del nuevo año (primero de Nisán: marzo-abril), en el que se debe sacrificar un novillo en expiación para purificar el templo. Se aspergerá con su sangre los postes o columnas que del atrio interior daban acceso al santuario, la basa del altar de los holocaustos y las columnas de las tres puertas que introducen al atrio interior. Sobre el holocausto hablará en 46:6. El día séptimo del mismo mes se hará un sacrificio análogo por los pecados de ignorancia o error del pueblo. Estos pecados son pecados materiales sin plena advertencia, en contraposición a los cometidos “con mano alzada”18. Difiere esta prescripción de la mosaica en cuanto que Ezequiel señala una fecha determinada para la expiación de los susodichos pecados posibles del pueblo, mientras que en la ley mosaica se prescribía, en general, que debía ofrecerse ese sacrificio expiatorio siempre que se cometieran esos pecados. Además, según la antigua Ley, en el sacrificio con el novillo había que ofrecer un macho cabrío.
La Pascua debía celebrarse el 14 de Nisán (marzo-abril), y durante siete días no debía comerse pan fermentado; el príncipe debía ofrecer en este día un novillo en expiación, y en cada uno de los días, siete novillos y siete carneros y un macho cabrío como expiación. Estos sacrificios debían ir acompañados de un efá de flor de harina por cada novillo y otro tanto por cada carnero. Además, cada efá de flor de harina será acompañado de un hin (unos 6:5 Litros).
Tampoco aquí coinciden las prescripciones de Ezequiel con las mosaicas. Vemos, pues, que el profeta, aunque trabaja con datos de la tradición, los cambia a su gusto, según el sentido simbólico que les quiere dar. Ezequiel no dice nada de los corderos que cada familia sacrificaba en la cena del 14 de Nisán.