[private][private][private][private]Ezequiel 8:1 En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que estaba yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá estaban sentados delante de mí, y allí se posó sobre mí la mano de Jehová, el Señor.
Ezequiel estaba sentado junto a los ancianos cuando fue transportado en espíritu a Jerusalén. En una visión da cuenta de la idolatría y las abominaciones que tenían lugar en el templo, pronuncia un duro juicio contra Jerusalén y los sacerdotes, y describe el trono de Dios y la partida de la gloria divina del templo.
La fecha es 17 de septiembre del año 592 a.C.
Esta profecía está fechada en 592 a.C. El mensaje de los capítulos 8 al 11 está dirigido específicamente a Jerusalén y a sus líderes. En el capítulo 8 se registra que Ezequiel es llevado en visiones desde Babilonia al templo de Jerusalén para ver la gran maldad que ahí se practicaba. Tanto el pueblo como sus líderes religiosos eran totalmente corruptos. Si bien la primera visión (capítulos 1-3) de Ezequiel mostraba que el castigo provenía de Dios, esta visión demostró que la razón de este castigo era el pecado de Israel.
Ezequiel 8:2 Miré, y vi una figura con aspecto de hombre;[b] desde sus caderas para abajo, fuego, y desde sus caderas para arriba parecía resplandor; el aspecto era como de bronce refulgente.[c]
Esta persona pudo haber sido un ángel o una manifestación de Dios mismo. En la visión previa de Ezequiel, dicho hombre estaba descrito como Dios en su trono
Ezequiel 8:3 Aquella figura extendió la mano y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el espíritu me alzó entre el cielo y la tierra y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén,[d] a la entrada de la puerta de adentro que mira hacia el norte, donde estaba la habitación de la imagen del celo, la que provoca a celos.[e]
Y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén : Ezequiel había pronunciado un severo juicio contra Jerusalén en los caps. 1-7. Ahora ofrece razones adicionales sobre la necesidad de este juicio.
«Visiones de Dios»: Véase la nota a 1.1. La imagen del celo : Cualquier imagen provoca el juicio de Dios. Esta, sin embargo, parece ser la imagen de Asera, una diosa de la fertilidad que puede ser identificada con Astoret y la «reina del cielo»
Ezequiel 8:4 Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.[f]
Ezequiel 8:5 Me dijo: «Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte». Alcé mis ojos hacia el norte, y vi al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada.[g]
Esta imagen «que provoca a celos» pude referirse a Asera, la diosa cananea de la fertilidad cuyo carácter alentaba la inmoralidad sexual y la gratificación personal. El rey Manasés había colocado un ídolo de estos en el templo. El rey Josías lo quemó (2Ki_23:6), pero ciertamente había muchos otros ídolos alrededor.
Ezequiel 8:6 Me dijo entonces: «Hijo de hombre, ¿no ves lo que estos hacen, las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero vuélvete, y verás aún mayores abominaciones».
Escena tras escena, Dios revela a Ezequiel el grado en el que el pueblo había abrazado la idolatría y la maldad. El Espíritu de Dios trabaja en nosotros en forma similar, revelando el pecado que está latente en nuestras vidas. ¿Se sentiría cómodo usted si Dios llevara a cabo una «clase abierta al público» en su vida ahora?
Ezequiel 8:7 Me llevó a la entrada del atrio, y miré, y vi un agujero en la pared.
Ezequiel 8:8 Me dijo: «Hijo de hombre, cava ahora en la pared». Yo cavé en la pared, y he aquí una puerta.
Ezequiel 8:9 Me dijo luego: «Entra, y ve las malvadas abominaciones que estos hacen allí».
Ezequiel 8:10 Entré, pues, y miré, y vi toda forma de reptiles y bestias abominables, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados por toda la pared en derredor.
Pintados en la pared por todo alrededor : Quizás el tipo de representaciones murales que se ven en las paredes de los templos egipcios.
Ezequiel 8:11 Y delante de ellos había setenta[h] hombres de entre los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán, en medio de ellos, cada uno con su incensario en su mano; y subía una nube espesa de incienso.
Los setenta varones representaban a los creyentes laicos que habían sido escogidos por Dios para guiar a Israel en el enfrentamiento contra abominaciones tales como la idolatría.
Ezequiel 8:12 Me dijo: «Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: “Jehová no nos ve.[i] Jehová ha abandonado la tierra”».
Ezequiel 8:13 Me dijo después: «Vuélvete, verás que estos hacen aún mayores abominaciones».
Ezequiel 8:14 Me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y vi a unas mujeres que estaban allí sentadas llorando a Tamuz.[j]
Tamuz : Dentro del culto pagano era un pastor sumero que se casaba con la diosa Istar. Al morir, la tierra perdió su fertilidad. Como deidad de la naturaleza vegetal, las mujeres de Judá lloraban por él (probablemente en la primavera), a fin de restaurar la fertilidad haciéndole regresar de la muerte.
Tamuz era el dios babilonio de la primavera. El esposo o amante de la diosa Istar. Los seguidores de este culto creían que la vegetación verde se marchitaba y moría en el ardiente verano debido a que Tamuz había muerto y descendido al otro mundo. Por lo tanto los adoradores lloraban y guardaban luto por su muerte. En la primavera, cuando aparecía la nueva vegetación se alegraban creyendo que había vuelto a la vida. Dios le estaba mostrando a Ezequiel que muchas personas ya no estaban adorando al verdadero Dios de la vida y la vegetación. También nosotros debemos tener cuidado de no pasar tanto tiempo pensando en los beneficios de la creación que perdamos de vista al Creador.
Ezequiel 8:15 Luego me dijo: «¿No ves, hijo de hombre? Vuélvete, verás aún mayores abominaciones que estas».
Ezequiel 8:16 Me llevó al atrio de adentro de la casa de Jehová, y vi que junto a la entrada del templo de Jehová, entre la entrada y el altar, había unos veinticinco hombres, con sus espaldas vueltas al templo de Jehová y con sus rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándOseas hacia el oriente.[k]
El templo de Jerusalén estaba orientado hacia el este; para adorar al sol había que darle la espalda al templo.
Ezequiel 8:17 Me dijo: «¿No has visto, hijo de hombre? ¿Es cosa ligera para la casa de Judá cometer las abominaciones que cometen aquí? Después que han llenado de maldad el país, se volvieron a mí para irritarme; y aplican el ramo a sus narices.[l]
El ramo : Alusión al culto de Tamuz (versículo 14), debido a que las ramas de cedro eran un símbolo de inmortalidad asociado al culto de Tamuz. Aplicar el ramo a sus narices equivalía a aspirar los supuestos poderes vivificadores de un Tamuz que había regresado de la muerte.
«El ramo a sus narices» podría referirse tanto a la práctica de adoración idólatra o al hecho de que los pecados de Judá se habían vuelto un hedor para Dios.
Ezequiel 8:18 Pues también yo procederé con furor: mis ojos no mirarán con piedad, no tendré compasión. Gritarán a mis oídos con gran voz, pero no los escucharé».[/private][/private][/private][/private]