Ezequiel 16:1 Infidelidad de Jerusalén[a] Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
Este mensaje recuerda a Jerusalén acerca de su anterior condición de menosprecio entre las naciones cananeas. Utilizando el lenguaje figurado de una niña pequeña que crece hasta convertirse en una mujer madura, Dios le recuerda que la levantó desde un nivel muy bajo a una gran gloria como su esposa. Sin embargo, traicionó la confianza que
Dios había puesto en ella y se prostituyó entre las naciones paganas adoptando sus costumbres. Si lo dejamos a Dios afuera para cualquier cosa, aun la educación, la familia, la carrera o el placer, lo estamos abandonando de la misma forma.
Ezequiel 16:2 «Hijo de hombre, da a conocer a Jerusalén sus abominaciones,
Ezequiel 16:3 y dile: “Así ha dicho Jehová el Señor sobre Jerusalén: Tu origen, tu nacimiento, es de la tierra de Canaán; tu padre fue un amorreo y tu madre una hetea.[b]
Jerusalén : Simbólicamente designa al reino del sur (o a todo Israel). Tu origen , tu nacimiento : Se refiere a la historia antigua de la ciudad, antes del tiempo de los israelitas, donde Salem aparece como el otro nombre de Jerusalén). El amorreo representaba el elemento semita en Canaán; los heteos no eran semitas. Esto no tiene nada que ver con el origen de los israelitas.
Canaán era el nombre antiguo del territorio tomado por los hijos de Israel. La Biblia a menudo utiliza este nombre para referirse a todas las naciones paganas y corruptas de la región. Los heteos y los amorreos, dos naciones cananeas, eran conocidas por su maldad. Pero ahora Dios dice a su pueblo que no es mejor que los cananeos.
Ezequiel 16:4 Y en cuanto a tu nacimiento, el día que naciste no fue cortado tu cordón umbilical, ni fuiste lavada con aguas para limpiarte ni frotada con sal, ni fuiste envuelta en pañales.
Ni salada con sal : Esta práctica sobrevivió hasta los primeros años del actual siglo. Su propósito era impedir el crecimiento de infecciones.
Ezequiel 16:5 No hubo ojo que se compadeciera de ti para hacerte algo de eso, sintiendo lástima por ti; sino que fuiste arrojada sobre la faz del campo, con menosprecio de tu vida, en el día que naciste.
Fuiste arrojada sobre la faz del campo : Un niño abandonado en un mercado o un área transitada tenía la oportunidad de suscitar misericordia y ser rescatado; pero éste fue lanzado y abandonado para que muriera.
Ezequiel 16:6 »Yo pasé junto a ti y te vi sucia en tus sangres. Y cuando estabas en tus sangres te dije: ‘¡Vive!’. Sí, te dije, cuando estabas en tus sangres: ‘¡Vive!’.
Ezequiel 16:7 Te hice crecer como la hierba del campo; creciste, te hiciste grande y llegaste a ser muy hermosa. Tus pechos se habían formado y tu pelo había crecido, ¡pero estabas desnuda por completo!
Ezequiel 16:8 »Pasé otra vez junto a ti y te miré, y he aquí que tu tiempo era tiempo de amores. Entonces extendí mi manto sobre ti y cubrí tu desnudez; te hice juramento y entré en pacto contigo, dice Jehová, el Señor, y fuiste mía.
Extendí mi manto sobre ti : Similar a la frase de Rut 3:9, «extiende el borde de tu capa sobre tu sierva», una frase que simboliza la unión conyugal.